Internacional Política

Militares venezolanos se preparan para tomar el poder ante inminente muerte de Chávez

El ex secretario de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Roger Noriega, afirmó que militares venezolanos se están preparando para tomar el poder ante la inminente muerte del presidente Hugo Chávez.

El ex diplomático advirtió que los militares involucrados en el plan, todos los cuales son acusados por la justicia de los Estados Unidos de tener vínculos con el narcotráfico, son “hombres despiadados” que “nunca entregarán el poder y la impunidad que éste les garantiza”.

En una columna de opinión en el Nuevo Herald de Miami, Noriega señaló que “estos militares vinculados al régimen, alarmados por el acelerado debilitamiento físico del presidente Chávez, han desarrollado un plan de emergencia –que involucra la suspensión de los derechos constitucionales– a ser ejecutado ante cualquier señal de agitación política.

Roger Noriega afirmó que a su entender, la muerte inminente de Chávez podría colocar a Venezuela en el sendero del colapso social y político y añadió que la cúpula militar instalada por Chávez en enero ya se está comportando como un régimen de facto determinado en preservar el poder a toda costa”.

Noriega, quien también fue subsecretario de asuntos hemisféricos del Departamento de Estado, citando fuentes facultativas cercanas a Chávez, dijo que el equipo médico del mandatario sólo ha estado tratando sus síntomas, haciendo énfasis en tratar de estabilizar al paciente y suministrándole dosis de radioterapia y quimioterapia de último recurso.

Señalo que Chávez, quien a lo largo de los últimos 10 meses ha tratado de ocultar que está perdiendo la batalla contra el cáncer, reveló –quizás inadvertidamente– la gravedad de la situación al orar por un milagro ante las cámaras de televisión durante una misa realizada en Semana Santa.

Según Noriega, la angustia y la desesperación expresada por Chávez durante el evento sorprendieron a su círculo íntimo, hasta el extremo de que algunos llegaron a cuestionar su salud mental, y llevó a los militares a acelerar la elaboración del Plan B, señaló.

En su columna, el diplomático aseveró que los lugartenientes y los aliados extranjeros de Chávez ya se están comportando como si “ya estuviese muerto”, tomando medidas para consolidar el poder y trazando planes para conformar “una junta revolucionaria” que tomaría “medidas represivas” para contener conatos de descontento.

Aseguró que estos esfuerzos estarían siendo liderados por Diosdado Cabello, un hábil operador político, designado por Chávez para llevar las riendas de la Asamblea Nacional y el partido de gobierno.

“El nombramiento de Cabello estaba destinado a tranquilizar a un grupo poderoso de narcomilitares: el general Rangel Silva; el general Clíver Alcalá, jefe de inteligencia; el general retirado Hugo Carvajal y media docena de altos oficiales que han sido clasificados como ‘capos de la droga’ por el gobierno de Estados Unidos”, puntualizó Noriega.

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