El duelo entre Millonarios y Santafé comenzó con las características propias de un clásico. Eran más la intensidad y las ‘ganas de jugar’ en los primeros minutos que el buen fútbol, las ideas y el orden.
Sin embargo, esos primeros minutos de ‘desorden y reconocimiento’ sirvieron para que Millonarios tuviera dos aproximaciones de riesgo sobre la portería de Agustín Julio. A los cinco minutos Ervin González desperdició la gran oportunidad embajadora, al enviar a la tribuna un esférico que le llegó cuando estaba frente a la portería y a no más de tres metros de la raya de gol. El técnico Bonner Mosquera no lo perdonó y a los 30 minutos lo mandó a las duchas.
No fue más para Millos en la primera parte. Durante el resto de los primeros cuarenta y cinco minutos se pudo apreciar en El Campín un ‘concierto rojo’, tanto en las graderías como en la cancha. Los hinchas de Santa Fe no eran más que los de Millonarios, pero sus cánticos retumbaron en cada rincón del ‘coloso de la 57’. El motivo: tienen un equipo más líder que nunca, ahora con 30 puntos, que liquida y juega a placer cada vez que quiere.
Si bien los fanáticos cardenales tuvieron que esperar once minutos para ver el primer remate al arco millonario, se vieron recompensados cuando ocho más tarde Hernando Patiño mandó el balón al fondo de la red tras una espectacular ‘media volea’.
Patiño recibió de Yulián Anchico, luego de que este último desbordara por la raya y centrara atrás al volante de marca santafereño. El ‘cocho’ trató de pegarle de primera, pero le salió un globo que luego empalmó perfectamente para dejar sin oportunidad de reacción a Cuadrado.
Millos tuvo una tímida reacción, pero no encontró cómo vencer la resistencia cardenal. En cambio, Santa Fe se replegó de tal forma que dejaba la ‘mesa servida’ para un contragolpe letal. Tras rápidas y reiteradas descolgadas de los albirrojos, que no terminaron en gol, finalmente, a los 34 minutos Léider Preciado pudo anotar su tanto número 15 en los clásicos y el segundo de la noche con el cual liquidaba las ganas y aspiraciones de los ‘locales’, quienes ahora ven muy comprometidas sus aspiraciones por seguir con vida en el torneo local. Seguirán con 18 unidades y a la espera de ‘un milagro’ para entrar a los cuadrangulares semifinales.
Esta vez Santa Fe jugó con orden, con inteligencia y sin necesidad de desgastarse demasiado. Tuvo el manejo del balón y se resguardó cuando fue necesario. Sus laterales se cansaron de ir al ataque, pero con sabiduría. Incluso hasta sirvió para que Javier Arizala, con remates de media distancia, estrellara tres balones en los palos de Cuadrado.
En el segundo tiempo Santa Fe no quiso hacerle más daño a su rival de patio. Estuvo a ‘media máquina’, hizo los cambios necesarios para oxigenar a los hombres en la cancha, tuvo más opciones de anotar, pero no las concretó.
Cuando Millos se acercó con riesgo, los jugadores santafereños supieron resolver y alejaron el peligro. Julio en su portería no fue la excepción y respondió cuando se le fue exigido.