Los precios del crudo subieron a un nuevo récord por encima de US$133 el barril, luego que el gobierno estadounidense reportase una caída inesperada en las reservas de gasolina y petróleo la semana pasada.
Los datos semanales que difundió el Departamento de Energía, DOE, de Estados Unidos reflejaron una merma de 5,4 millones de barriles en las reservas de crudo.
Los inventarios de gasolina también bajaron, sorprendiendo al mercado, y las reservas de destilados, que incluyen diesel y combustible de calefacción, subieron menos que lo que se esperaba.
Esa caída, unida a la que se registró en las existencias de gasolina y destilados, tomaron por sorpresa a los operadores y a numerosos analistas, que esperaban ver aumentos en esas categorías.
El informe del DOE mostró también una mayor actividad de las refinerías y menor demanda de combustibles respecto del año anterior, dos factores que en otras ocasiones presionaron los precios a la baja.
Con los precios del crudo y la gasolina alcanzado récords casi a diario, muchos analistas se preguntan si hay algo que pueda frenar la tendencia.
Pero con el incremento de la demanda en el mundo en desarrollo, y sin indicios de un fin cercano a los problemas de suministros en países productores como Nigeria, pocos analistas están dispuestos a pronosticar un fin del alza.
El banco de inversión Goldman Sachs y el financiero T. Boone Pickens, unas de las voces que escuchan con más atención los mercados petroleros, señalaron en días recientes que el precio del crudo alcanzará los US$141 o US$150 este año.