Alemania se convierte en el primer semifinalista de la Eurocopa al derrotar (3-2) a Portugal en un vibrante partido. Los portugueses siempre han ido a remolque en el marcador y han acabado pagando su falta de puntería y la solidez de los hombres de Joachim Löw.
Curioso, pero fue Alemania la que empezó a poner en práctica un juego aguerrido, veloz e insistente en los primeros minutos. Joachim Low sabía que tenía que ahogar toda la creación lusa de mitad del campo en adelante y todas las líneas del equipo teutón apretaban los dientes para robar cuanto antes y salir disparados hacia arriba. Simplemente la velocidad de Klose o las maniobras de Schweinsteinger por la derecha eran puñales contínuos para una Portugal que, a caballo entre el temor y la desconfianza, no se encontraba.
Tampoco encontraba a su megaestrella. Cristiano Ronaldo dejó una carrera por la banda como primer recurso y optó por no aparecer hasta los últimos minutos de la primera parte. Pasó algo más hasta que el portugués empezó a mostrar su mejor cara. Y pasó que Alemania metió dos goles de corte similar. Y también pasó que Moutinho perdonó ante Lehmann lo que era el 0-1 para los de Scolari tras una gran subida de Bosingwa. Pero esto último no pasó.
Un minuto después, en la jugada siguiente, los alemanes sí que ejercieron de ‘killers’. Klose asistió desde la izquierda con una gran maniobra. Se fue de varios defensas y puso un pase por raso que empujó a la red Schweinseinger. Los máximos protagonistas del juego alemán hicieron acto de presencia en el momento justo, y aquí los aficionados alemanes sí podían empezar a celebrar que Mario Gomez se quedara fuera de los planes en este partido.
La misma extraña pareja cambió de orden el guión, y tirando de astucia en el lanzamiento de una falta lateral, Miroslav Klose vio que no tenía nadie a su alrededor a la hora de rematar y, efectivamente, cabeceó a la red de forma cómoda lo que parecía la sentencia definitiva.