Más de 19.000 bomberos continuan en su ardua tarea de apagar unos 330 focos que permanecen activos en varios puntos de California, donde se registraron cerca de 1.800 focos desde el pasado 20 de junio y que quemaron unas 241.600 hectáreas y destruyeron un total de 400 viviendas, según las últimas cifras oficiales.
La operación se está centrando en dos incendios fuera de control separados que amenazan miles de casas en las colinas del bosque nacional Los Padres, al oeste de California cerca de la ciudad costera de Santa Bárbara y en el turístico Big Sur.
“Las temperaturas más bajas y los vientos débiles permitieron a los bomberos marcar importantes progresos durante el fin de semana”, dijo el portavoz de los bomberos, Jhon Ahlman.
Agregó que el incendio a 165 kilómetros al norte de Los Ángeles, redujo a cenizas más de 3.800 hectáreas desde el 1 de julio, pero que hasta ayer estaba en un 35% controlado.
Ahlman advirtió que los bomberos están intentando realizar avances más significativos antes de que las condiciones climáticas se vuelvan en su contra.
Para mañana en la costa oeste de Estados Unidos se pronostican temperaturas por encima de los 37 grados centígrados, que sumados a una sequía extrema y la vegetación seca de las montañas forman condiciones favorables para incendios, que en esta oportunidad se originaron por relámpagos sin lluvia.