Este viernes en la noche llega a Colombia el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. La reunión entre el mandatario brasilero y el presidente Álvaro Uribe Vélez, tendría dos temas principales. El primero de ellos es el comercial, una característica de la actual política exterior brasileña. El segundo tiene que ver con el tema militar, ya que según la agencia neoyorkina de noticias Bloomberg, los mandatarios buscan compartir información militar, promover la venta de armas y llevar a cabo más ejercicios militares conjuntos.
La iniciativa de defensa colombo brasilera, que lidera Brasil, facilitaría la vigilancia de la frontera amazónica de 1.661 kilómetros, una zona de tránsito de narcotraficantes y guerrilleros. La propuesta puede limitar la influencia regional del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien amenazó con iniciar una guerra contra Colombia en represalia por su ataque contra un campamento de las FARC en Ecuador, el pasado 1 de marzo.
El embajador de Brasil en Colombia, Valdemaro Leao, dijo, por su parte, que lo que está previsto realizar con motivo de la visita del Lula a la localidad colombiana de Leticia, es un encuentro de empresarios brasileños con sus pares colombianos, interesados en desarrollar proyectos en materia de defensa, aunque no especificó. Al ser consultado sobre la información divulgada aseguró que “hay intereses de Colombia, conversaciones, pero nada concluido”.
La visita de Lula a Colombia estaba prevista para comienzos de este año, pero asuntos de su agenda interna, lo impidieron. No obstante, en su reciente viaje a Brasilia, el presidente colombiano, Álvaro Uribe le pidió a su anfitrión que lo acompañara en la celebración de la fiesta nacional, algo que Lula aceptó de inmediato.
Pero la visita del mandatario brasileño a Colombia, en estos momentos, tiene muchos significados, por tratarse del presidente de la primera potencia en esta parte del continente.
Uribe siente que Lula es un aliado suyo y de su Gobierno en el continente, aunque haya de por medio algunas diferencias de orden ideológico en su origen político. Esa cercanía podría estrecharse mucho más, si, como se ha dicho, los dos mandatarios suscriben compromisos de defensa y se comprometen en rechazar cualquier presencia de la insurgencia en sus fronteras.
En todo caso, no es la primera vez que se habla de un negocio de armas entre Colombia y Brasil. El 13 de diciembre de 2006 llegaron los tres primeros aviones Supertucanos de una flotilla de 25 aparatos que le gobierno colombiano le compró a la empresa brasilera Embraer, por un valor de 234 millones de dólares (147,6 millones de euros).