Por primera vez, un oficial del Ejército aceptó su participación en la ejecución de la masacre de San José de Apartadó, ocurrida el 21 de febrero de 2005 y se acogió a sentencia anticipada.
Se trata del capitán del Ejército Guillermo Armando Gordillo Sánchez, quien aceptó su responsabilidad en los delitos de homicidio en persona protegida y concierto para delinquir.
Ante un fiscal de Derechos Humanos y DIH, el uniformado admitió su responsabilidad en la muerte de cinco adultos y tres niños ocurrida en la vereda Mulatos Medios, corregi-miento de San José de Apartadó, y en la vereda La Resbalosa, municipio de Tierra Alta (Córdoba).
El procesado era el responsable de la Compañía Bolívar del Batallón Vélez de la XVII Brigada del Ejército, y estaba cumpliendo el operativo contrainsurgente ‘Fénix’ en el área mencionada.
En estos hechos murieron inicialmente en la vereda Mulatos Medios el líder comunitario Luis Eduardo Guerra Guerra, su esposa Beyanira Areiza, y su hijo Deyaner Andrés Guerra Tuberquia.
Por otra parte, en La Resbalosa, Alfonso Bolívar Tuberquia Graciano, su esposa Sandra Milena Muñoz Pozo, y sus hijos Natalia y Santiago, así como Alejandro Pérez, se convirtieron en las otras víctimas fatales de estos hechos.
En este mismo proceso se encuentran vinculados otros cuatro militares, luego que en enero pasado, un desmovilizado de las Auc explicara que la masacre se realizó en complicidad con varios miembros de la Fuerza Pública.
Asimismo se encuentran vinculados a la investigación José Clímaco Falco, alias ‘Cobra’ y Joel José Vargas Flórez ex jefes paramilitares señalados de participar en la masacre.
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