Pocas horas antes de que Rusia anunciase la congelación de toda cooperación militar con la OTAN “hasta nuevo aviso”, el ministro de Exteriores Sergei Lavrov dijo que Moscú no iba “a cerrar sus puertas” a la Alianza. La última contradicción escuchada en los últimos días, en los que la tensión internacional ha aumentado porque la OTAN exige a los rusos su retirada de Georgia y el Kremlin amenaza con dejar de dar su apoyo en conflictos como el de Afganistán.
En una reunión de emergencia de la OTAN celebrada esta semana, la Alianza pidió a Rusia que abandonase la ocupación de Georgia a cambio de mantener sus acuerdos de cooperación militar firmados en 2002. Sin embargo, el Kremlin ha contestado con llamadas a embajadas como la Noruega para anunciar la congelación absoluta de estas relaciones, informa el diario ruso ‘Pravda’.
Un portavoz de la OTAN, Robert Wood, ha calificado de “deplorable” esta decisión. Los acuerdos de 2002 entre la Rusia y la OTAN supusieron un paso adelante en el acercamiento de ambos bloques tras la Guerra Fría. Estos pactos incluyen la participación de Moscú en operaciones antiterroristas en el Mediterráneo, la lucha contra el narcotráfico de heroína en Afganistán y el desarrollo de tecnología de interceptación de misiles.
“No puedo imaginar, en las circunstancias actuales, que mantengamos una cooperación con los rusos si no se soluciona la situación en Georgia”, denunció el portavoz de la Casa Blanca para Seguridad Nacional, Gordon Johndroe.
Se concretan las amenazas
El viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Alexandr Gluhskó, amenazó hace unos días con revisar los acuerdos militares firmados con la OTAN. Por su parte, el ministro Sergei Lavrov ha asegurado que “Rusia necesita la cooperación con la OTAN tanto como la OTAN necesita a Rusia”. Antes del anuncio de la suspensión de los acuerdos, Lavrov advirtió que “todo depende de las prioridades de la OTAN: si prefieren apoyar el régimen quebrado de Saakashvili a asociarse con Rusia, entonces esa no será nuestra falta”, dijo refiriéndose al presidente georgiano.
Unos días antes, el embajador ruso ante la OTAN, Dmitri Rogózin, acusó a la Alianza de “seguir anclada en la Guerra Fría”. “Esta claro que nuestra cooperación no va a seguir siendo igual. Cambiará el volumen, la calidad y frecuencia de las consultas”, amenazó el embajador.