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Ocho genios colombianos hacen parte de la ‘Máquina de Dios’

Particulas - Ginebra

El Gran Colisionador de Hadrones, el mayor acelerador de partículas del mundo, empezó a funcionar esta semana con éxito en la frontera franco-suiza con la misión de dar respuesta a las grandes preguntas sobre el origen del Universo. El doctor Carlos Ávila, de la Universidad de Los Andes, quien coordina el proyecto en Colombia, explicó en Al Fin de Semana de qué se trata el más ambicioso experimento de física de la historia.

Dos primeros haces de partículas efectuaron, una en sentido inverso a la otra, una vuelta completa al (LHC, por sus siglas en inglés), un anillo de 27 km, enterrado a 100 metros bajo tierra, cerca de Ginebra.

«Técnicamente, todo funciona según lo previsto», afirmó satisfecho el director científico de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), Jos Engelen.

Es un «día histórico» para la humanidad, que «quiere saber de dónde viene y adónde va, y si el universo tiene un fin», se exclamó por su parte el director general de la organización, Robert Aymar.

Cómo funciona

El funcionamiento del acelerador se basa en hacer estallar protones que circulan en sentido inverso, provocando la emergencia de partículas primarias jamás observadas hasta ahora, que corroborarían los pilares teóricos sobre los que se asienta este campo de la física.

Este colosal instrumento está llamado a recrear las condiciones que prevalecieron en el universo justo después del Big Bang, antes de que las partículas elementales se asociaran para formar los núcleos atómicos.

Se espera además que permita observar las partículas supersimétricas que compondrían la materia negra, de la que prácticamente no se tiene ningún conocimiento, salvo que representa el 23% del universo, frente al minúsculo 4% para la materia ordinaria.

La energía oscura, responsable de la expansión del universo, integra el resto.

El LHC también está encargado de detectar la antimateria, generada en partes iguales a la materia en el momento del Big Bang, hace 13.700 millones de años, pero prácticamente desaparecida desde entonces.

Estas experiencias serán realizadas por cuatro grandes detectores instalados alrededor del anillo: Atlas, Alice, CMS y LHCb.

Otro desafío no menos apasionante para los científicos será confirmar la existencia del bosón de Higgs, una misteriosa partícula que dotaría de masa a todas las demás.

Para tratar de verla por primera vez, se provocarán colisiones de protones que desprenderán una energía de calor 100.000 veces superior a la del centro del Sol.

Justo después de las 07H30 GMT del miércoles, un primer haz de protones fue inyectado en el acelerador.

Primeras colisiones

Poco menos de una hora después, esa ráfaga realizaba la primera vuelta completa, arrancando los aplausos de los científicos.

Guiados por imanes supraconductores enfriados a 271,3º C, cerca del cero absoluto, los haces se estabilizarán progresivamente y serán acelerados a hasta una velocidad rayana a la de la luz.

Las primeras colisiones de protones se producirán «lo antes posible», declaró el jefe del proyecto del LHC, Lyn Evans, sin aventurarse a fijar una fecha.

Si toda va bien, alcanzarán a finales de octubre una potencia de 5 teraelectronvoltios (Tev), es decir, cinco veces superior a la del Tevatron del Fermilab estadounidense, hasta ahora el más potente del mundo.

Las colisiones podrían crear pequeños agujeros negros que los científicos del LHC aseguran que no comportarán ningún peligro debido a su efímera presencia.

Rumores que circulaban por Internet desataron la preocupación por la posibilidad de que éstos absorbiesen toda la materia a su alrededor, provocando el fin del mundo.

Durante más de diez años, han participado en este proyecto «7.000 científicos del mundo entero», recordó la ministra francesa de Investigación, Valerie Pecresse, al saludar su puesta en funcionamiento.

Estados Unidos, India, Rusia, Japón, y varios países europeos han contribuido a sufragar los 3.760 millones de euros que costó el acelerador.

Con información de AFP

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