Una posible crisis en las grandes ciudades del mundo será el tema central a tratar hoy y mañana en la capital, en desarrollo del 2º Seminario Internacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional. Bogotá puso el asunto en la agenda pública y ahora es pionera por sus avances en este campo.
La situación alimentaria podría estar en riesgo, teniendo en cuenta que la competencia de áreas productivas como los biocombustibles y otras actividades más rentables o de mayor perspectiva económica hace que muchos sectores se desvíen de la producción tradicional de alimentos.
Así mismo, la disponibilidad de productos en algunos países o ciudades y el acceso a ellos para ciertos sectores de la población, por lo general los más vulnerables, es cada vez más difícil.
Para Arturo Ospina, director de Economía Rural y Abastecimiento Alimentario de la Secretaría de Desarrollo Económico, Bogotá ha sido pionera en el desarrollo de una política pública integral, que ha articulado y armonizado los temas de abastecimiento y nutricional, y la ha puesto en marcha antes de una posible crisis.
“La capital ha avanzado en reducir sensiblemente los niveles de desnutrición que existían en la ciudad. Se puso en la agenda pública el asunto del hambre desde la pasada administración y el actual gobierno le ha dado continuidad a los programas centrales como lo es ‘Bogotá bien alimentada'”, afirmó Ospina.
“En cuanto a la disponibilidad de alimentos, la capital es una ciudad privilegiada. Su condición de trópico y el ser andina hacen que esté más cerca de todos los pisos térmicos y por consiguiente de todo tipo de productos”, agregó.
Sin embargo, dijo el funcionario, lo más complicado es el acceso, pues la ineficiencia en la cadena alimenticia e inequidad en la distribución de los beneficios de la misma, hace que muchos sectores tengan vulnerado ese derecho y los costos de los alimentos sean muy elevados.
“Allí es donde el Estado tiene que entrar a subsanar ese riesgo. En ese sentido, Bogotá ha sido pionera, pues programas como ‘Bogotá bien alimentada’ han tenido un gran impacto: la deserción escolar disminuyó, mientras el rendimiento académico aumentó desde el momento en que la población infantil y juvenil tuvo acceso a los alimentos, de una manera regular y continuada”, señaló.
Ospina destacó la importancia de los acuerdos a los que se ha llegado con los departamentos de la Región Central, para articular la producción de alimentos con la demanda del Distrito Capital. “Es necesario mirar integralmente los procesos, entre otros aspectos, porque el 99% de los cultivos se realizan en Cundinamarca, Boyacá, Meta, Tolima, Huila y Casanare.
Finalmente, explicó que el Distrito tiene como meta continuar celebrando alianzas con departamentos cercanos y vincular actores pequeños y medianos a los procesos de producción, distribución y transformación de alimentos, que mejoren la calidad de los productos y la eficiencia de la cadena alimenticia.
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