El ex ministro alemán de Finanzas Hans Eichel agarra con una mano su glande y con la otra toma firmemente el del ex canciller Gerhard Schröder. Este a su vez cubre la zona genital de la canciller, Angela Merkel, quien al tiempo sujeta con vigor el miembro viril de su antiguo socio el ex rey de Baviera Edmund Stoiber. Este hace otro tanto con el liberal Guido Westerwelle.
El alegre quinteto en desnudo integral, salvo los calcetines, concluye a la derecha con Guido Westerwelle, el líder del Partido Liberal, cuyo falo es oprimido por la mano firme del bávaro. Sobre todos ellos una leyenda en inglés, ‘Global Players’ (‘Jugadores Globales’).
De tratarse de una tira cómica publicada en algún medio alternativo alemán, la sangre nunca hubiera llegado al río.
Pero la escena arriba descrita es el centro de una creciente polémica que ha llevado incluso al prestigioso y liberal Frankfurter Allgemeine Zeitung a dedicarle toda una página el domingo bajo el elocuente título: “No sin su pito”.
Los políticos, esculpidos en mármol, forman parte de un inmenso tríptico firmado por el polémico escultor Peter Lenk y que desde hace unos días se muestra al público en Botman-Ludwigshafen, su ciudad natal.
Más exactamente, la obra de arte donada por dos años, titulada La herencia de Ludwig y representando una particular lectura de la Historia de Alemania, se expone junto al Ayuntamiento de esta pequeña localidad de Baden-Wurttemberg (sur), en manos del alcalde independiente Matthias Weckbach.
“La escultura es una guarrada”, ha asegurado el secretario regional de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Thomas Strobl, a la sazón yerno del poderoso ministro alemán del Interior, Wolfgang Schäuble.
“Una obra miserable, un truco barato de tendero”, afirmó por su parte el también conservador Christoph Palmer desde Stuttgart.