Aunque Colombia es considerado el productor de las esmeraldas más hermosas del mundo, nunca había tenido un museo para exhibir estas piedras preciosas y apetecidas, hasta ahora.
Las más de 3.000 piezas que Alberto Sepúlveda ha coleccionado desde hace 35 años – cuando se convirtió en un empresario que compra y vende esmeraldas – podrán ser observadas a partir del jueves por la noche, en un céntrico edificio de Bogotá.
Sepúlveda tuvo la idea del museo hace 20 años, durante una feria de piedras preciosas celebrada en la ciudad alemana de Munich. “Un señor me compró una esmeralda y me dijo que la iba a donar para un museo. Desde entonces me quedó sonando la idea”, relató Sepúlveda.
A la entrada del Museo Internacional de la Esmeralda, un local de 650 metros cuadrados, Sepúlveda mandó construir una réplica de socavón, una cueva que se excava en la ladera de un cerro, de unos 15 metros de largo, donde el visitante tendrá la sensación de encontrarse en una mina de esmeraldas.
Tras ese primer recorrido por el socavón, se llega a un inmenso salón donde están exhibidas, por ejemplo, esmeraldas en bruto y sin pulir, que pueden pesar hasta 265 quilates.
“Hay esmeraldas cuyo quilate puede valer hasta 20.000 dólares”, dijo Sepúlveda, al mostrar a un equipo de la AP el nuevo museo.
Después de Brasil y Zambia, Colombia es el tercer exportador de esmeraldas del mundo, según Oscar Baquero, presidente de la Federación de Esmeralderos de Colombia (Fedesmeraldas).
El año pasado esas exportaciones colombianas ascendieron a 140 millones de dólares, teniendo su primer mercado en Estados Unidos, seguido de Hong Kong, agregó Baquero en entrevista telefónica.
Las esmeraldas más costosas en los mercados internacionales están marcadas por su transparencia, por la saturación de su color, por su tamaño y por su forma, explicó Baquero.
Tomado de: http://www.elnuevoherald.com
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