La renuncia del Secretario de Movilidad, Luis Bernardo Villegas, es la primera de una serie de dimisiones que aceptará el alcalde mayor Samuel Moreno al final de este año. El primer mandatario capitalino sigue perdiendo ante los ojos de la opinión pública.
En sectores ciudadanos y políticos la administración de Samuel Moreno no empieza, no acierta, o simplemente no está conectada con la ciudad.
Los problemas de movilidad constituyen el mayor revés para el Gobierno de Bogotá , por lo cual se considera justa la salida del funcionario y un fusible que el Alcalde retira para salvar su propio prestigio. Pero habrán de rodar otras cabezas, en donde igualmente la ciudad no encuentra salidas: orden público, seguridad, desempleo y espacio público andan – en opinión de muchos – manga por hombro.
Es muy seguro, dicen fuentes cercanas al Alcalde, que este mismo mes se produzcan 4 o 5 revelos más y que Moreno termine el año haciéndole creer a los bogotanos que está dispuesto a enderezar el camino, corregir errores y a decapitar a los funcionarios que no resulten eficientes.
Samuel Moreno ganó sobradamente ante un Enrique Peñaloza que había hecho mucho por Bogotá. Logró despertar expectativas que hacían suponer un Gobierno más dinámico y eficiente. El recuerdo de su abuelo, el General Rojas Pinilla, y las muchas obras que le dejó al país (el aeropuerto ElDorado, la avenida con el mismo nombre, el Centro Administrativo Nacional, CAN, entre otras), hacían suponer a un nieto moderno capaz de superar esas realizaciones. Sin embargo los resultados son desastrosos. Samuel Moreno no arranca.
La renuncia del Secretario de Movilidad constituye un respiro para el Alcalde, pero no el suficiente para que respire bien.
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