A la capital política del mundo no le cabe un alma. A Washington han llegado millones de personas de Estados Unidos y de otros países para asistir a la posesión de Barack Obama, el primer presidente afroamericano de la nación más poderosa del mundo.
La de mañana es una posesión sin precedentes, que ha hecho que el Distrito tome medidas extraordinarias. Se esperan más de dos millones de personas, según la Casa Blanca.
La Policía y 58 agencias de seguridad han dispuesto 20.000 oficiales para proteger el National Mall, un área de ocho cuadras de jardines y en donde está el Capitolio, sitio en el que Obama jurará y aceptará ser presidente de EE.UU.
Aunque el FBI dijo que no hay amenazas, el personal está preparado para cualquier situación por aire o por tierra en la zona, donde hay controles por todos lados, especialmente en la llegada de vehículos.
El Departamento de Transporte designó espacios para que 3.000 buses estacionen alrededor de la ciudad. Pero se esperan otros 6.000 provenientes de iglesias y residentes de ciudades cercanas.
Este fin de semana se instalaron 7.000 baños portátiles públicos para los asistentes al Mall, a quienes se les hará una minuciosa revisión y no podrán acceder si traen mochilas, sillas, termos, aerosoles, entre una larga lista de objetos. Tampoco habrá vendedores callejeros de café o refrigerios para sobrellevar los fríos intensos. Ese día la temperatura fluctuará entre -0 y -7 grados centígrados.
Miles de visitantes recorren las calles de Washington para tomarse fotos y comprar camisetas, tasas, botones y pancartas con la imagen de Obama, el mejor recuerdo que pueden tener.
Los eventos abundan. En Washington durante estos días se ofrecerán 70 conciertos y fiestas en homenaje a Obama.
Otra de las actividades importantes del martes será el recorrido que en la tarde haga la familia Obama, que saldrá del Capitolo hasta la Casa Blanca por la famosa Avenida Pensilvania.
Durante este desfile, que es tradicional, la gente saldrá a las calles y los saludará a su paso. Este acto cuenta con una seguridad especial. Según el Washington Post, los oficiales sólo permitirán que lleguen a las aceras del recorrido 300.000 personas que es el cupo permitido. A eso se le suma 5.000 personas que tendrán asientos a lo largo de la avenida.