Los políticos se hacen elegir, ofreciendo imposibles, para después aterrizar abruptamente en la realidad y comprobar que no se podía.

Samuel Moreno, alcalde de Bogotá, prometió el metro para la capital. Y Andrés González el tren de cercanías. Se tomaron la foto y celebraron los dos proyectos, al que vincularon –casi a la fuerza- al Presidente Uribe, con dineros de la nación.

Ahora, al momento de las cuentas y la plata, Samuel dice que no puede. Y González dirá que sin ayuda tampoco.

El periodista Adolfo Beck, en el Gran Debate de Radio Santa Fe, desnudó el asunto.

El ex alcalde Jaime Castro dice que no entiende porqué Bogotá se montó en el tren de cercanías. Que le metieron un gol.

El Secretario de Hacienda de Bogotá, Juan Ricardo Ortega, considera que la ciudad no se ha bajado del tren. Que simplemente el proyecto está en discusión.

El concejal Fernando Rojas considera que nadie tiene claro ni lo uno ni lo otro.

Y el también concejal Javier Palacios advierte que el alcalde Moreno se quiere gastar otros diez millones de dólares en el enésimo estudio sobre el Metro.

El Gobernador González propone que Bogotá pague lo suyo y Cundinamarca el pedazo grande de tren que le corresponde.

Lo mismo que le pasó a Teresa…..abandonada y triste, porque no escuchó el dicho aquél de que “metido se olvidó de lo prometido”.