La crisis financiera «aún no ha terminado» y sus efectos se seguirán sintiendo «algunos años», advirtió hoy el director regional de la Cepal en México, Centroamérica y el Caribe, Hugo Beteta.
«La crisis aún no ha terminado. Algunos elementos tienden a mejorar, pero sus efectos nocivos nos acompañarán durante algún tiempo», aseguró en Guatemala Beteta, que dirige desde agosto la sede regional de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
La crisis financiera internacional «va a ceder en algunos aspectos», pero sus efectos «en la vida de las personas van a continuar durante algunos años», auguró el funcionario de origen guatemalteco.
Según Beteta, los estudios realizados por la Cepal señalan que pasada la crisis «el tiempo que tomará recuperar los indicadores sociales será el doble de lo que tomará recuperar los indicadores económicos».
«Si nos toma dos años recuperar los niveles de ingreso, bien nos podría tomar cuatro años o más recuperar los indicadores sociales», precisó.
Eso significa, dijo, «que será difícil conseguir empleo, que habrá mayor vulnerabilidad porque la gente ha gastado sus escasos ahorros en un momento de crisis, y si viene cualquier otro ‘shock’ tendrán una mayor vulnerabilidad».
El funcionario reconoció que «una crisis de esta magnitud puede llevar al traste los esfuerzos de años» realizados en América Latina para dar cumplimiento a las Metas del Milenio de las Naciones Unidas, que buscan reducir a la mitad los niveles de pobreza para 2015.
«Hay países que están encaminados» en el cumplimiento de las Metas del Milenio, como Chile y Brasil, pero en las naciones que han sido más afectados por la crisis, como México y Centroamérica, «habrá secuelas importantes en aumento de pobreza, en desigualdad y vulnerabilidad».
El subcontinente, señaló Beteta, «es una región de luces y sombras», en donde «se ven éxitos y aciertos en medio de la crisis», como Brasil que «tiene muchísima innovación, notas de crecimiento robustas, mejoras en la desigualdad, atracción de inversión extranjera directa».
En contraste, regiones como México, Centroamérica y el Caribe, «por depender directamente sus economías de los Estados Unidos», se ha resentido con mayor fuerza de los efectos de la crisis financiera internacional.