El hombre de confianza del derrocado mandatario hondureño Manuel Zelaya anunció una ofensiva por la restitución del líder, dos días después de una polémica elección presidencial y en medio de la creciente presión internacional para su vuelta al poder.
Uno de los principales asesores de Zelaya, Carlos Reina, abandonó el martes la embajada de Brasil, donde acompañó al presidente en su refugio desde septiembre cuando volvió clandestinamente al país. Justificó su salida para reorganizar las protestas contra el golpe de Estado cuando el Congreso se apresta a votar sobre la restitución.
“Voy a realizar una gira por todo el país para reorganizar y rescatar el Partido Liberal (de Zelaya) y cohesionar el movimiento de la resistencia (contra el golpe) en todo el país”, dijo Reina en una rueda de prensa, horas después de dejar la embajada, que permanece rodeada de militares.
Reina descartó que vaya a buscar un acercamiento con el ganador de las elecciones, el opositor Porfirio Lobo del Partido Nacional, quien ha ofrecido un diálogo nacional para superar la crisis política pero ha señalado que la decisión sobre la restitución está en manos del Congreso.
Sin embargo, dejó abierta la puerta para dialogar.
Lobo triunfó el domingo con una cómoda ventaja en unos comicios, tildados por gran parte de Latinoamérica como ilegítimos porque fueron organizados por el Gobierno de facto que tomó el poder después del derrocamiento de Zelaya en junio por parte de militares.
El Congreso tiene previsto votar el miércoles sobre la restitución, punto incluido en un acuerdo entre el Gobierno de facto y Zelaya firmado en octubre con el auspicio de Estados Unidos pero que el depuesto mandatario ha dado por muerto.
Reina dijo que Zelaya exige la restitución inmediata, sin condiciones y “que se le devuelva el tiempo que se mutiló de su mandato que deben ser cuatro años. Ni un día más, ni un día menos”.
IBEROAMERICA VE RESTITUCION COMO FUNDAMENTAL
Lobo dijo el lunes que Zelaya era “historia” y “parte del pasado”, pero también reconoció que necesita pacificar el país y restaurar las heridas provocadas por la crisis.
Las presiones externas por la vuelta al poder de Zelaya se renovaron el martes durante la XIX Cumbre Iberoamericana, donde los líderes de la región acordaron que la restitución es un paso fundamental para el retorno a un orden democrático, aunque no dieron un veredicto unánime sobre los comicios del domingo.
“La restitución del Presidente José Manuel Zelaya en el cargo para el que fue democráticamente elegido hasta completar su período constitucional es un paso fundamental para el retorno a la normalidad constitucional”, dijeron los líderes que asistieron a la cumbre, en un comunicado especial.
Más tarde, Zelaya dijo que envió a todos los presidentes de América una carta pidiendo “el no reconocimiento al fraude electoral y su cooperación para que no quede impune este Golpe de Estado Militar y sus sangrientas violaciones a los derechos humanos”.
Las elecciones, que habían sido convocadas antes del golpe pero fueron declaradas ilegítimas por Zelaya, dividieron a América Latina y también a la región con Estados Unidos.
Brasil, Argentina, Ecuador, Venezuela y Bolivia lideran un grupo mayoritario de países que repudia los comicios, mientras que Estados Unidos -el mayor socio comercial de Honduras- Colombia, Perú, Panamá y Costa Rica les dieron su apoyo.
Honduras quedó dividida con el golpe de Estado, que depuso a Zelaya por supuestamente haber violado la Constitución con sus intentos de allanar el camino a la reelección, la gota que rebasó el vaso para sus contrincantes conservadores tras su alianza con el presidente venezolano, Hugo Chávez.
El Gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti amenaza con arrestar a Zelaya si sale de la embajada, pero por otro lado apostaba a las elecciones para superar la crisis.
“No da para hacer concesión al golpista. Punto”, dijo el martes el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, sobre la intención de Lobo de buscar reconocimiento de Brasil.
México dijo que las elecciones fueron libres y transparentes, pero que cualquier solución para Honduras debe incluir antes el restablecimiento del orden constitucional.
Incluso Estados Unidos, que apoyó el proceso electoral, dijo que las elecciones fueron un primer paso pero todavía faltaba mucho para restablecer la democracia en el país.
El reconocimiento internacional es clave para Honduras, uno de los países más pobres de América, para acceder a decenas de millones de dólares de asistencia de organismos multilaterales, columna vertebral de sus planes sociales, que fueron suspendidos después del golpe de Estado.
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