El magnate opositor de derecha Sebastián Piñera, quien ganó la primera ronda de las elecciones presidenciales en Chile, dijo el lunes que buscará el apoyo de los votos que quedaron en el camino rumbo a la reñida segunda vuelta que disputará con el oficialista Eduardo Frei.
Piñera no logró la mayoría absoluta el domingo, pero su votación lo dejó en una buena marca para un balotaje el 17 de enero que podría poner fin a casi 20 años de gobiernos de centroizquierda, tras la dictadura de Augusto Pinochet.
El empresario, con una fortuna de 1.000 millones de dólares según Forbes y que quiere más incentivos a los privados, obtuvo un 44,05 por ciento, según el último conteo oficial con un 99,42 por ciento de las mesas escrutadas.
Un Gobierno de Piñera, uno de los controladores de la aerolínea LAN y accionista del popular club de fútbol Colo Colo, no implicaría un cambio profundo en la política económica de apertura que ha convertido a Chile, el mayor productor de cobre del mundo, en un modelo de estabilidad.
El ex presidente Frei, candidato de la coalición Concertación en el poder y que ha prometido seguir con las políticas de la popular mandataria Michelle Bachelet, logró el segundo lugar, con un 29,6 por ciento de los sufragios.
Bachelet aceptó el lunes la renuncia de su ministra portavoz, Carolina Tohá, una cercana colaboradora que pasó a integrar el comando de Frei. La presidenta, quien anticipó un “trabajo muy intenso” para sus tres últimos meses en el poder, dijo que Tohá será sucedida por la embajadora Pilar Armanet.
El candidato de derecha, de 60 años, dijo que la elección superó sus propias expectativas y que se abocará a captar los votos de quienes buscan un cambio, haciendo un guiño a los que votaron por el candidato independiente Marco Enríquez-Ominami, quien logró un tercer lugar en los sufragios.
“Nadie es dueño de los ciudadanos, ni de los votos y, por tanto, (…) los que quieran el cambio (…) saben muy bien que en nuestro proyecto y en nuestra campaña está el verdadero cambio”, dijo Piñera al canal de televisión TVN.
El magnate ha dicho que en un eventual Gobierno permitiría a los fondos de pensiones privados tomar en conjunto hasta un 20 por ciento de la propiedad del gigante estatal del cobre Codelco, el gran proveedor de las arcas fiscales del país.
Según sondeos de opinión, una parte de los sufragios de Marco Enríquez-Ominami, quien sacó un 20,13 por ciento, pasaría a Frei y otra, menor, iría al empresario en el balotaje.
Pese al cómodo triunfo de Piñera, analistas creen que la segunda vuelta no es una “carrera corrida” ya que el comportamiento de los votantes tiene factores impredecibles.
“La segunda vuelta no es un simple trámite, es extraordinariamente difícil proyectar sobre todo por qué el equipo de Frei no tenía un ‘plan B’ frente a esto”, dijo Carlos Huneeus, director de CERC, cuyas proyecciones antes de la elección estuvieron en línea con los resultados.
EL PRECIO DEL DESGASTE
Piñera, que postula a la presidencia por segunda vez, se ha beneficiado del desgaste de la Concertación, con divisiones internas que le costaron la salida de algunos rostros, como Enríquez-Ominami y el veterano líder socialista Jorge Arrate, quien logró un 6,21 por ciento de los votos en la elección.
La alianza entre socialistas y democratacristianos llegó al poder en 1990 tras 17 años de dictadura de Pinochet, quien murió en el 2006. Pese a las fracturas, Frei apostó después de la elección por la unidad del sector “progresista”.
“El 17 de enero la ciudadanía deberá decidir si quiere optar por el camino de cambio, de más oportunidades que ha llevado la presidenta Michelle Bachelet o por el rumbo incierto del poder del dinero, de los negocios”, dijo Frei, tras nombrar a Tohá como su jefa de campaña.
Enríquez-Ominami no ha comprometido su apoyo, a diferencia de Arrate, quien ha llamado a unir fuerzas contra la derecha.
“La postura de Marco Enríquez podría eventualmente beneficiar a Piñera”, dijo Huneeus, aludiendo a las declaraciones del independiente, hijo de un guerrillero asesinado en la dictadura de Pinochet, que aseguró que ninguno de los aspirantes a segunda vuelta implica un cambio.
“Clave será cómo se dividirán los partidarios de Enríquez-Ominami entre Piñera y Frei y cuántos no votarán, dado que muchos de los votantes de Ominami están desilusionados con el ‘establishment’ político tradicional y la falta de renovación política en los últimos años”, coincidió Alberto Ramos, analista senior de Goldman Sachs.
En la elección se renovó completamente la Cámara de Diputados y, parcialmente, el Senado con lo que el Congreso mantendría un equilibrio entre los bloques de derecha y centroizquierda, pero con la novedad de la incorporación de tres legisladores comunistas por primera vez en 37 años.
Así, el ganador del balotaje deberá lidiar con un Congreso dividido y sin una mayoría legislativa contundente.
“Una potencial presidencia de Piñera podría estar restringida por el hecho de que probablemente estaría forzado a una cohabitación política con un Congreso dividido”, agregó Ramos.
(Con información de Reuters)