Con la muerte de alias Danilo desaparece un “monstruo terrorista”
Con la muerte de Alias ‘Danilo’, considerado por las autoridades como un “sanguinario” rebelde, las fuerzas del orden publico colombianas se libran de uno de los peores “monstruo terrorista” que ha ejercido su accionar delictivo en el país.
“Era considerado uno de los duros y más sanguinarios cabecillas de este grupo narcoterrorista. Además de él, se dieron de baja a nueve personas más que lo acompañaban”, aseguró el ministro de defensa Gabriel Silva.
El funcionario reveló que Rubén Antonio García – ‘Danilo’, tenía cinco órdenes de captura y estaba acusado del asalto y la destrucción de varios pueblos del departamento de Antioquia en los que fueron asesinados decenas de civiles y policías.
Silva anunció el pago de una recompensa de 250.000 dólares a las personas que suministraron la información que permitió ubicar y causar la muerte al líder guerrillero, con 26 años de militancia en las FARC, después de un seguimiento de 15 meses.
“Significa un golpe realmente severo para toda la estructura de las FARC. Representa una baja muy sensible y desarticula finalmente un grupo que venía sufriendo innumerables bajas gracias al trabajo conjunto de las Fuerzas Militares y de la policía”, precisó el ministro de Defensa.
“MONSTRUO TERRORISTA”
El director de la Policía Nacional, general Oscar Naranjo, dijo que García tenía formación política y participó en las fallidas negociaciones de paz entre la guerrilla y el Gobierno del ex presidente Andrés Pastrana, que colapsaron en el 2002.
“Esta neutralización libra a Antioquia de lo que allí se llamó un verdadero monstruo terrorista”, sostuvo el oficial.
Alias “Danilo” pasó a engrosar la lista de jefes guerrilleros muertos en bombardeos y ataques de las Fuerzas Militares, entre los que destacan Raúl Reyes, Tomás Medina Caracas y Martín Caballero.
El presidente Alvaro Uribe, ordenó desde que asumió el poder en agosto del 2002 una ofensiva militar sin precedentes contra la guerrilla, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos y que obligó a los rebeldes a un repliegue estratégico a apartadas zonas montañosas y selváticas.
La ofensiva provocó la deserción de miles de guerrilleros y debilitó la capacidad militar de las FARC, que pasó de 17.000 a unos 9.000 combatientes, de acuerdo con fuentes de seguridad; mientras que permitió reducir los asesinatos, las masacres, los secuestros y los ataques contra la infraestructura económica.
No obstante, el grupo rebelde, considerado por Estados Unidos y la Unión Europea como una organización terrorista y que de acuerdo con el Gobierno de Colombia obtiene millonarios recursos del narcotráfico, mantiene presencia en zonas claves para la producción y el tráfico de cocaína.
En los últimos meses las FARC intensificaron sus ataques contra las Fuerzas Armadas y las áreas urbanas, como parte de una estrategia para demostrar que no están derrotadas militarmente por Uribe y para ganar protagonismo en la antesala de las elecciones del 2010, de acuerdo con analistas.
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