Las posibilidades de lograr un acuerdo sólido sobre cambio climático de la ONU disminuían el jueves, en el clímax de dos años de negociaciones, debido a que los países ricos y las naciones en desarrollo estaban estancadas en las reducción de emisiones de gases invernadero.
Decenas de jefes de Estado están acudiendo a la capital danesa para asistir a la conferencia del 7 al 18 de diciembre, y esperan firmar el viernes un nuevo acuerdo para detener el calentamiento global.
Los ministros han luchado por elaborar un texto coherente para que los líderes puedan firmarlo, ya que hasta el momento han fracasado en sus intentos por salvar sus diferencias sobre cuánto deben hacer los países industrializados y aquellos en desarrollo para reducir las emisiones de dióxido de carbono.
La propuesta danesa de dividir las negociaciones en grupos más pequeños para acelerar el progreso encontró la oposición de los países pobres, apoyados por China, uno de los grandes emisores de gases de efecto invernadero, debido a que temen que sus voces no sean escuchadas. No hubo avances durante la noche.
“Tenemos una situación grave. Desperdiciamos un día completo”, dijo el ministro alemán de medioambiente, Norbert Roettgen, a Reuters.
China dijo a los participantes que no ve posibilidades de alcanzar un acuerdo detallado para detener el calentamiento global, dijo el jueves un funcionario de otro país involucrado en las negociaciones de Copenhague.
El funcionario, quien solicitó no ser identificado, dijo a Reuters que los chinos sugirieron a cambio emitir una “declaración política corta de algún tipo”, pero que no estaba claro qué diría.
En Pekín, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China Jiang Yu dijo a periodistas que su país está comprometido con las negociaciones. “China espera que la reunión de Copenhague tenga éxito, y siempre ha asumido una actitud constructiva”, afirmó.
Algunos ministros de países desarrollados se quejaban de que las negociaciones podrían verse ahogadas por asuntos de procedimiento.
“Tenemos una situación muy grave”, dijo el ministro sueco de medioambiente, Andreas Carlgren
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