La tensión crecía el sábado entre haitianos desesperados por hallar a sus familiares y ansiosos por recibir ayuda internacional en agua y alimentos, que empiezan a escasear tras un terremoto que según autoridades de la isla podría haber dejado hasta 200.000 muertos.
El golpeado Gobierno de Haití entregó a Estados Unidos el control de su principal aeropuerto para ordenar los vuelos de ayuda de todo el mundo y distribuir los suministros en la empobrecida nación caribeña.
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, se dirigía a Puerto Príncipe para reunirse con el presidente haitiano, Rene Preval, en el aeropuerto de la ciudad. Clinton planea entregar ayuda humanitaria y regresar con los estadounidenses evacuados.
“También vamos a transmitir de manera muy directa y personal al pueblo de Haití nuestro apoyo incondicional a largo plazo, solidaridad y empatía”, sostuvo Clinton.
Camiones cargados con cadáveres han estado transportando los cuerpos a fosas comunes excavadas con rapidez en las afueras de la ciudad, pero se cree que miles de víctimas aún están sepultadas bajo los escombros.
“Ya hemos recogido alrededor de 50.000 cadáveres y anticipamos que habrá entre 100.000 y 200.000 muertos en total, aunque nunca sabremos la cifra exacta”, dijo a Reuters el ministro del Interior, Paul Antoine Bien-Aime.
Rescatistas estadounidenses trabajaron durante la noche para sacar a los sobrevivientes de entre las ruinas de un supermercado, donde podría haber atrapadas hasta 100 personas. El grupo estaba a punto de rendirse cuando recibió la noticia de que una cajera que había logrado llamar a alguien en Miami para decir que estaba con vida.
El secretario de Estado de seguridad pública, Aramick Louis, dijo más temprano que ya habían sido sepultados unos 40.000 cadáveres en fosas comunes.
El ministro de Salud haitiano, Alex Larsen, dijo a Reuters que tres cuartos de Puerto Príncipe deberán ser reconstruidos.
LUCHANDO POR COMIDA
Residentes hambrientos luchaban entre sí por bolsas de alimentos entregadas por los camiones de Naciones Unidas en el centro de Puerto Príncipe.
Un funcionario de alto rango de la ONU advirtió que el hambre fomentará problemas si la ayuda no llega pronto, aunque la situación de la ley y el orden sigue bajo control “por el momento”.
“Ha habido algunos incidentes en los que la gente estaba saqueando o peleando por comida. Ellos están desesperados, han estado tres días sin alimentos ni ayuda”, dijo el subsecretario general de Naciones Unidas para las fuerzas de paz, Alain Le Roy al programa “The PBS NewsHour”.
La misión de Naciones Unidas responsable por la seguridad en Haití perdió al menos 36 de sus 9.000 miembros cuando su sede central se derrumbó. Sus dos máximos funcionarios no han sido hallados.
El presidente Rene Preval y el primer ministro Jean-Max Bellerive están viviendo y trabajando en el cuartel general de la policía judicial.
“No tengo casa, no tengo teléfono. Este es mi palacio ahora”, dijo el presidente a Reuters en una entrevista.
PROMESA DE EEUU
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien prometió un paquete de ayuda inicial de 100 millones de dólares, prometió que su país hará lo que sea necesario para salvar vidas y poner a Haití nuevamente de pie.
“La escala de la devastación es extraordinaria (…) y las pérdidas son desgarradoras”, dijo Obama en la Casa Blanca.
Obama dijo que Estados Unidos, Brasil, México, Canadá, Francia, Colombia, Rusia, Japón, el Reino Unido y otros países lograron llevar personal de rescate y logística, además de suministros.
Mientras parte de la ayuda está llegando, la Casa Blanca espera que la logística mejorada haga más efectivo el esfuerzo.
La Organización Panamericana de Salud sostuvo que al menos ocho hospitales y centros de salud en Puerto Príncipe se habían derrumbado o sufrido daños y no estaban en condiciones de operar
La policía apenas se ve en las calles y aunque algunas fuerzas de paz de la ONU con soldados brasileños patrullaban, hubo informes esporádicos de robos, algunos saqueos y un reporte de disparos en el centro de Puerto Príncipe el viernes.
En un supermercado derrumbado, decenas de personas pululaban por los escombros para tratar de llegar a la comida bajo las ruinas. En las afueras del barrio periférico de Cité Soleil, la gente desesperada se reunía alrededor de una tubería de agua para beber de la cañería o llenar baldes.