Por segunda vez, el presidente Evo Morales inició su mandato presidencial hasta 2015 con un ritual andino en las ruinas de Tiahuanacu, un día antes de asumir oficialmente en la Asamblea Legislativa Plurinacional el cargo en el que fue reelecto con amplio respaldo en las urnas el 6 de diciembre del año pasado, acto que contará con la presencia de varios presidentes de otros países y otros altos líderes políticos.
Ungido como líder espiritual de los bolivianos, ayer durante la ceremonia de investidura y ante miles de indígenas provenientes de todo el país y líderes de otros pueblos de diferentes partes del mundo, Morales aseguró la consolidación de una nueva Bolivia, la fundación de un Estado Plurinacional que enterraba el Estado colonial.
La jornada que comenzó no exenta de polémica con la declaración de feriado nacional el 22 de enero (hoy), en reconocimiento al nacimiento de este nuevo Estado, paulatinamente se fue distendiendo hasta poner el énfasis en la ceremonia ancestral.
El 22 de enero de 2006, tras su elección como Presidente en las urnas con amplia mayoría, Morales también fue investido por amautas aymaras en las mismas ruinas arqueológicas de Tiahuanacu.
El mandatario arribó ayer a las antiguas ruinas en un helicóptero de color sangre encendido, acompañado por el vicepresidente Álvaro García Linera. Una columna de honor formada por decenas de indígenas, con bombos y pututus, lo recibieron en la pirámide de Akapana mientras decenas de mujeres vestidas con indumentaria original, le lanzaron flores a su paso.
El ritual fue encabezado por un sacerdote aymara, que acompañó al mandatario junto a ocho escoltas, en un recorrido por los cuatro puntos cardinales de la pirámide. En cada parada, el mandatario reflexionó sobre los aspectos positivos y negativos de su anterior gestión y se empapó de la energía de los ancestros.
En el sur recordó las cuatro estrellas y pidió que la economía de Bolivia prospere; en el este, ofreció una ofrenda por la unión de las cuatro regiones del país; al norte, le pidió equilibrio y conocimiento para su nueva gestión y en el oeste, agradeció por todo lo que el país recibió en su anterior gestión.
La tricolor boliviana y “whipalas”, ondearon sobre la planicie de Tiahuanacu, confundiéndose con los vistosos atuendos que vestían los indígenas.
Al concluir las ofrendas, Evo se dirigió al templo de Kalasasaya donde fue formalmente entronizado por el sacerdote aymara «como líder espiritual que guiará el futuro del país”. Desde allí emitió un encendido discurso.
Líderes indígenas de Guatemala, entre ellos Rigoberta Menchú; de Perú, Argentina, Ecuador, Estados Unidos y activistas de países europeos también participaron de la ceremonia en la región altiplánica y entregaron presentes a Morales.
“Un solo presidente para dos Estados», expresó el Mandatario en uno de los momentos de la ceremonia, refiriéndose a la muerte del estado colonial y el nacimiento del Estado Plurinacional. «Los pueblos del mundo siempre de pie nunca de rodillas frente al capitalismo”, enfatizó el mandatario, instando a perpetuar la lucha de los antepasados incas.
Resumió sus cuatro primeros años de gestión y declaró que la oposición nunca pudo llamarlo “flojo”. Por ello, basaba la inspiración de servicio al pueblo en la trilogía del mundo andino: Ama sua (no seas ladrón), Ama qhella (no seas flojo) y Ama llulla (no seas flojo), máximas con las que los bolivianos debían regir sus vidas.
Asimismo, Morales dijo que el desafío es «cambiar a Bolivia y desde Bolivia al mundo de las políticas de saqueo del capitalismo que están destrozando la madre tierra». Anuncio que su próximo «combate» será por la defensa y los derechos de la madre tierra y dijo que juró el jueves a sus ancestros luchar contra al capitalismo.
En sus palabras no faltaron algunas alusiones contra los opositores a su gobierno, quienes prácticamente no aparecieron en el acto pese a que se dijo que fueron invitados, recordó que durante su primer mandato estos hicieron todo para sacarlo y como producto del estado colonialista, están siempre ligados a la corrupción.