Internacional

Davos: Brasil y México marcan diferencias con América Latina

Brasil y México reafirmaron su peso en la elite mundial durante la 40 edición del Foro de Davos, marcando cada vez más distancias con el resto de América Latina, que parece alejarse de este centro de poder identificado con el liberalismo, salvo alguna excepción.

Si el caso de México es más bien comprensible, ya que su presidente Felipe Calderón es uno de los escasos mandatarios de derecha en América Latina, lo de Brasil es más atípico y está vinculado con la apertura de su jefe de Estado Luiz Inacio Lula da Silva, que tan buenos resultados le ha dado.

Ausente por un problema de salud, Lula fue consagrado el viernes por el Foro de Davos como su “estadista global”, por el balance de una gestión que concilió crecimiento económico y justicia social y destrozó los prejuicios de la elite mundial.

Durante la entrega del premio, el profesor Klaus Schwab, ideólogo del Foro Económico Mundial (WEF), una fundación que siempre ha defendido las tendencias más liberales en materia de finanzas y economía, se refirió a Lula como “un extraordinario hombre de Estado”.

El acto tuvo lugar en la misma tribuna en la que Lula sorprendió al mundo en 2003 con un discurso en el que pidió luchar contra la pobreza ante una elite que miraba con desconfianza a “un operario sin diploma universitario y nacido políticamente en el seno de la izquierda sindical”, como él mismo dijo.

“Siete años después puedo mirar a los ojos a cada uno de ustedes, y más que eso a los ojos de mi pueblo, y decirles que Brasil, con todas sus dificultades, cumplió con su parte”, afirmó Lula en un discurso leído por su canciller Celso Amorim, y en el que enumeró los logros de su gestión.

En cuanto a Calderón, su nueva presencia en Davos le sirvió para lanzar su cruzada de cara a la conferencia internacional sobre cambio climático de Cancún prevista a fines de año, en la cual se intentará llegar a un acuerdo tras el fracaso de Copenhague.

Convertido en nuevo paladín de la lucha contra el calentamiento global, Calderón, que participó en dos debates en la tribuna principal de Davos, pidió “restablecer la confianza entre los socios” y dijo estar dispuesto a “escuchar todas la voces” y “traer a la mesa a cada país”.

“Necesitamos construir un puente entre los países pobres y los más desarrollados”, agregó Calderón, para quien el mundo en desarrollo debe aportar su grano de arena en la lucha contra el cambio climático y dejar de culpar a las potencias industrializadas por su acción contaminante en el pasado.

Durante su visita al WEF, Calderón se dio el gusto además de que el grupo suizo Nestlé, número uno mundial del sector alimentario, anunciase el sábado en su presencia una inversión de unos 400 millones de dólares en México de aquí a 2012.

De su lado, Colombia también mantuvo su presencia de la mano del presidente Alvaro Uribe, aunque con un perfil mucho más bajo, y Panamá también llegó a buscar inversiones con su jefe de Estado, Ricardo Martinelli.

En cambio, el resto de América Latina brilló por su ausencia por motivos diferentes. En el caso de Chile, que acaba de entrar en la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), las elecciones y el cambio de gobierno jugaron en contra de una presencia presidencial, después de que Michelle Bachelet cancelase a último momento en 2009 su visita.

Sin embargo, el presidente electo, el empresario Sebastián Piñera, parece encajar perfectamente con el perfil de Davos y seguramente estará en la estación de esquí de los Alpes suizos el año próximo.

El de Uruguay es un caso parecido, por el cambio de gobierno, pero también diferente, ya que el presidente electo José Mujica, del Frente Amplio (izquierda, en el poder), parece priorizar otra agenda y ha previsto que su primera visita oficial luego de asumir el próximo 1 de marzo sea a Bolivia, donde se reunirá con su homólogo Evo Morales.

En el caso de Argentina, la presidenta Cristina Kirchner mantiene una relación de amor y odio con Davos, y además el frente interno no le da tregua, con la crisis por la situación del manejo de su Banco Central. El resto de la izquierda más radical en el poder en América Latina, encabezada por Morales, el venezolano Hugo Chávez y el ecuatoriano Rafael Correa, está claramente del lado del Foro Social Mundial (FSM), el mayor evento antiglobalización neoliberal del planeta y considerado el anti-Davos.