Cultivos de coca, “un problema que se va globalizando dentro de la región”
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (Jife) alertó hoy en Bogotá sobre la migración entre países suramericanos de los cultivos de matas de coca y de los laboratorios de refinado de pasta básica de cocaína.
“Es un problema que se va globalizando dentro de la región”, advirtió el médico toxicólogo colombiano Mauricio Uribe Granja, miembro del directorio de la Jife, tras presentar la parte americana del informe anual 2009 de este órgano establecido por la ONU.
“Es una señal de alarma y de llamado de atención”, subrayó Uribe Granja al analizar ante la prensa los resultados de la lucha regional antidrogas y sus efectos internacionales.
El experto destacó que la fabricación potencial de cocaína en América del Sur “disminuyó considerablemente” de 2007 a 2008, al pasar de 994 a 845 toneladas.
La reducción es del 15 por ciento, lo que la hace “la cifra más baja registrada desde el año 2003”, precisó Uribe Granja, quien subrayó que, en el caso de Colombia, la bajada coincidió también por primera vez con un descenso en la productividad de los cocales.
El área colombiana sembrada con matas de coca bajó a 81.000 hectáreas, la menor desde 2004, agregó el delegado de la Jife, pero advirtió que la tendencia en el considerado mayor productor mundial de cocaína contrasta con la de otros países andinos.
Uribe Granja señaló que en Bolivia el cultivo ilegal de cocales creció el 6 por ciento, para totalizar 30.500 hectáreas, mientras que en Perú subió el 4,5 por ciento, hasta las 56.000 hectáreas.
El experto también llamó la atención sobre la disminución en la eficacia de los programas de erradicación de cocales en estos mismos países: en Bolivia cayó en el 16 por ciento y en Perú en el 13 por ciento.
“Esto también preocupa a la Jife desde el contexto regional para el control general de la producción de arbustos de coca y producción de clorhidrato de cocaína al comercio internacional”, dijo.
En este sentido, recogió informes de medios periodísticos internacionales que pronostican que Perú, de no adoptar “medidas más agresivas” en erradicación y control de cocales, puede llegar a ser en un lapso de cinco a diez años el mayor productor de cocaína en la región andina.
Uribe Granja explicó que la previsión es la de que se revierta hacia Perú un fenómeno que se registró en el decenio de los años setenta y comienzos de los ochenta del siglo pasado, cuando la lucha contra los cocales en ese país llevaron a la migración de las siembras a Colombia.
Así como los cultivos de cocales, los laboratorios también “comienzan a migrar a otros países”, subrayó Uribe Granja, para quien se completan tres años consecutivos de crecimiento en el número de cristalizaderos (centros de refinado) descubiertos fuera de Colombia.
Los hallazgos de laboratorios se han registrado en países como Argentina, Brasil y Ecuador, añadió el experto, para señalar que “lo que migra entonces es la pasta básica de cocaína hacia esos países, y comienza la producción en otros países de la región”.
El directivo de la Jife observó que, en cuanto a decomisos de droga, en los países andinos, más Argentina y Brasil, se presentó un “aumento considerable” en el período 2007-2008.
En Colombia fueron intervenidas 198,4 toneladas de alcaloide, con un incremento del 57 por ciento; en Bolivia otras 21,6 toneladas, el 45 por ciento más, y en Perú 16,8 toneladas, el doble en comparación con 2007, en tanto que en Argentina, Brasil y Ecuador presentaron tendencias al aumento en las confiscaciones.
En el ámbito centroamericano, la droga interceptada sigue en aumento en El Salvador, con casi 4,1 toneladas en 2007 y 1,35 en 2008, cuando en 2005 sólo fue de 39 kilos incautados.
Sin embargo, subrayó que los decomisos disminuyeron en Chile, Paraguay y Venezuela, este último por donde pasan, según datos obtenidos por la Jife en la comunidad internacional, del 35 al 40 por ciento de la cocaína que ingresa en Europa vía África.
En el caso norteamericano, Uribe Granja dijo que Estados Unidos se mantiene como el primer consumidor mundial de drogas y que Canadá sigue como uno de los principales proveedores de éxtasis y de cannabis de gran potencia.
Mientras, prosiguió, “México es una problemática supremamente grave” que recuerda la experiencia colombiana de los años ochenta.
“Obviamente, México está en una ‘monitorización’ permanente (por parte de la Jife)”, subrayó el experto, aunque reconoció que el Gobierno de este país, con la cooperación internacional, “viene tomando medidas de contingencia que, consideramos, van a comenzar a mostrar frutos en los próximos años”.