Dos ingenieros colombianos diseñaron una bota que evita la mutilación causada por las minas antipersona fabricadas por la guerrilla, y que lesionan principalmente a militares y campesinos.
“Se trata de un sistema de protección que utiliza materiales para blindaje. Cuando una persona pisa una mina, con nuestra bota no queda mutilada porque la onda explosiva es desviada hacia otro lugar”, dijo este miércoles a la AFP Andrés Duque, uno de los promotores de la iniciativa.
Según Duque, el blindaje “está diseñado para el tipo de minas que se utiliza en Colombia, que es distinto al de otros países”. Aquí los grupos armados las elaboran de manera ‘hechiza’ (artesanal), que son más potentes que las industriales”, señaló.
Colombia es, después de Afganistán, el país más afectado por las minas antipersona en el mundo. “Nuestro producto está enfocado a las minas quiebrapatas (antipersona) que tienen entre 50 y 150 gramos de explosivos, y son las que más utilizan las guerrillas”.
El calzado similar fabricado en otros países, como Estados Unidos, no soporta la carga explosiva de una mina como la construida por los grupos ilegales en Colombia, según las pruebas realizadas, agregó. “Se trata de una bota muy cómoda y flexible porque utiliza materiales plásticos de alta resistencia y no metálicos que en una explosión se convierten en esquirlas”, aseguró Duque.
“Dentro de la bota hay blindajes insertos en la suela. Hay capas distintas de materiales balísticos. Su objetivo es proteger contra las altas temperaturas que produce la detonación de la mina (3.500 grados centígrados) y contra el impacto de la onda explosiva”.
“La configuración con que están armados los blindajes y la posición que tiene dentro de la bota hacen que la onda se desvíe a otro lugar que no sea la pierna”, agregó.
El calzado tiene un precio de cerca de 243 dólares (180 euros), que el fabricante considera bajo si se compara con productos similares de menor protección.
El objetivo inicial, con la ayuda de empresas y voluntarios, es entregar las botas a campesinos y personas vulnerables, dijo Duque. “Invitamos a quienes quieran colaborar para que aporten al menos una parte del costo del calzado y nosotros donaríamos el resto, para poder entregar la bota a los campesinos en alto riesgo”.
Una segunda etapa está encaminada a la venta del producto a las fuerzas militares, que día a día pierden a varios de sus hombres en campos minados cuando persiguen a los grupos insurgentes.
Las minas antipersona han matado entre 1990 y octubre de 2009 a 1.798 personas y herido a otras 6.283 en Colombia, según cifras oficiales. La mayor parte de las víctimas (5.274) son miembros de las fuerzas armadas.
Colombia suscribió en 1999 la Convención de Ottawa de prohibición de las minas antipersona.
Duque comenzó a trabajar en la idea con un compañero de la facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad Pontificia Bolivariana, en Medellín (en el departamento norteño de Antioquía). Su objetivo de fabricar un dispositivo de protección antiminas se concretó en 2005, tras ensayos, prototipos e investigaciones.
Con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo y otros organismos nacionales, los dos ingenieros montaron a finales de 2008 la planta piloto, y un año más tarde se inició la fase comercial.