El ahora presidente de Paraguay, el ex guerrillero José Mujica comenzó la larga jornada de su investidura poco después del amanecer, en su casa de las afueras de Montevideo, con unas breves declaraciones a la prensa para bromear con lo que se le viene encima a partir de ahora: “Hoy es el cielo, mañana el purgatorio”, dijo.
Después estrenó la frenética agenda del día: se reunió con el presidente colombiano, Álvaro Uribe, que fue el primer mandatario en llegar a Montevideo, en la tarde de ayer; recibió a Clinton; regresó a su casa, se cambió de ropa y se dirigió al Parlamento.
Allí le esperaban ya Clinton, el heredero de la corona española, Uribe, que también fue hoy el primer jefe de Estado en llegar al recinto, el paraguayo Fernando Lugo y el ecuatoriano Rafael Correa, que se quedará en visita oficial en Uruguay y que puso la anécdota de la jornada porque subió con muletas las escaleras del Parlamento y le quedó aliento para volverse y saludar sonriendo a la prensa.
Casi a la vez llegaron también al recinto los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y Venezuela, Hugo Chávez, que viajaron juntos esta madrugada hasta Montevideo.
Chávez, como es habitual, mantiene su agenda secreta y ha desplegado un impresionante dispositivo de seguridad en los alrededores del hotel donde se hospeda, en la exclusiva zona de Carrasco, y en el que, según medios locales, participan treinta agentes venezolanos.
El presidente venezolano no ha cruzado palabra todavía, al menos en público, con Uribe, aunque ambos tendrán que verse las caras durante el acto multitudinario organizado en la vía pública para la investidura de Mujica esta tarde.
Uribe, que empezó la jornada corriendo por la rambla de Montevideo, rechazó responder preguntas de la prensa sobre la decisión de un juez español de acusar a Venezuela de “cooperar” con la alianza entre la banda terrorista ETA y la guerrilla colombiana de las FARC para atentar en España contra altos cargos de Colombia.
El presidente colombiano tampoco quiso aclarar si habló de sus diferencias con Caracas durante la reunión que mantuvo con Mujica, aunque el ya presidente uruguayo apuntó hoy que es necesario “mediar, enfriarle el partido” al conflicto entre ambos países.
Las palabras de Mujica y la presencia de Uribe y Chávez en Montevideo han disparado las especulaciones sobre posibles encuentros bilaterales o multilaterales para tratar de bajar el nivel de tensión entre Bogotá y Caracas, aunque hasta el momento ninguno se ha confirmado.
Pese a lo delicado del tema, no parece que la revelación judicial que señala a Chávez pueda entorpecer la fiesta popular organizada para la asunción de Mujica, a la que se sumará la presidenta argentina, Cristina Fernández.
Fernández, que aterrizará en Montevideo acompañada de su esposo y antecesor en el cargo, Néstor Kirchner, tuvo hoy una buena razón para llegar tarde a su cita con Mujica: acaba de inaugurar el nuevo curso legislativo en su país, que no se presenta nada fácil para el oficialismo tras la pérdida de la mayoría parlamentaria.
Después de compartir con Mujica, con quien Fernández tendrá que negociar una salida al largo contencioso entre Uruguay y Argentina por la construcción de la papelera Botnia sobre el río Uruguay, la presidenta regresará a Buenos Aires para recibir a Hillary Clinton.
La funcionaria estadounidense cambió sus planes en el último minuto y finalmente visitará Argentina antes de seguir con la gira latinoamericana que la llevará mañana a Chile.
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