Sobre las cinco de la tarde, la mayoría de capitalinos que esta mañana pudieron ir a trabajar o a sus actividades diarias, se encuentran emprendiendo difíciles retornos a sus hogares, debido al paro más de 16.500 vehículos de transporte público de la Asociación de Pequeños Transportadores, Apetrans, que hoy paralizó a la ciudad.
Como lo informó oportunamente Radio Santa Fe, este grupo de transportadores exige ser incluido en el nuevo Sistema Integrado de Transporte Público.
Durante la jornada se presentaron varios disturbios por parte de los manifestantes, especialmente al sur de la ciudad donde varios buses que decidieron trabajar fueron apedreados.
En consecuencia, se registraron enfrentamientos con la Policía, que dan como resultado la captura de 24 personas, de las que nueve han sido judicializadas.
Las autoridades dispusieron para controlar el día ocho escuadrones antidisturbios y dos mil efectivos de la Policía según indicó el subsecretario de seguridad del Distrito, Andrés Restrepo.
Sin embargo, el diario El Tiempo reportaba en su versión On Line que alrededor de 250 vehículos de servicio público han sufrido destrozos por los ataques de los manifestantes, que pretendían boicotear a las compañías que no se sumaron a la huelga.
Por su parte, el alcalde Samuel Moreno en rueda de prensa sobre el tema expresó, “No es un paro; es una presión que no podemos aceptar, no estamos de acuerdo”, y advirtió que “los intereses de unos pocos están perjudicando a millones de usuarios, no podemos aceptarlo”.
Moreno consideró que los ciudadanos “quieren y anhelan un sistema de transporte eficiente, rápido, económico, de total y de absoluta cobertura, y no desafortunadamente la desorganización que tenemos hoy”.
Apetrans convocó el paro de cerca de sus cerca de 16.500 buses, busetas y transportes colectivos desde las cero horas de hoy lunes, con el objetivo de presionar a la Alcaldía y ser incluidos en el marco del nuevo Sistema Integrado de Transporte Público (SIPT), del que consideran que han quedado relegados.
El SIPT, que promueven las autoridades locales, busca reorganizar el desordenado servicio de movilización ciudadana en Bogotá (rutas, tarifas, frecuencias, paradas, etc.), e incluye modos complementarios de traslado como los trenes de cercanías y un futuro metro.
Aunque los grandes empresarios de transporte público no se sumaron a la huelga, el miedo a sufrir ataques provocó que muchos de los vehículos de sus flotas no prestaran servicio, ante el temor a recibir ataques por parte de manifestantes de los pequeños empresarios, situación que agravó la parálisis de movilidad.
Debido a esto, la ciudadania se aglomeró en las estaciones de Transmilenio, que quedaron saturados ante el aumento de hasta 165.000 pasajeros, un 24% más de los niveles habituales.
Esta situación obligó a muchos bogotanos a optar por moverse a pie o en bicicleta hasta sus destinos y abarrotó algunas de las principales vías de la ciudad, en una imagen poco habitual.
Ante tal panorama, el alcalde Moreno anunció que el gobierno municipal ha solicitado al Ministerio de Hacienda la activación de una póliza para cubrir los daños a vehículos afectados por las protestas.
Además, el “Pico y Placa”, fue levantado para los 60.000 taxis de la ciudad, que pueden operar como servicio colectivo, tienen libertad de rutas y pueden recoger a varios pasajeros a la vez.
La Alcaldía confía en que a lo largo de la tarde de hoy se pueda ir normalizando la situación en la capital y en los municipios colindantes, y aunque el alcalde Moreno se mostró “abierto al diálogo”, avisó de que la aplicación del nuevo Sistema Integrado es “irreversible”.
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