Como lo había anunciado Radio Santafé, fue capturado el responsable por la muerte de los dos niños que amanecieron asesinados el pasado lunes en un populosos barrio al oriente dela capital del país.
Se trata de John Edison Zapata Gutiérrez, compañero sentimental de Ana Milena Yate Bohórquez, quien en la noche anterior al asesinato de los menores habrían llegado en un alto estado de embriaguez, una vez en la residencia del barrio El Guavio, el capturado la emprendió contra los niños hasta quitarles la vida por asfixia, declaró el comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá general Cesar Augusto Pinzón.
John Edison Zapata de 30 años de edad se desempeñaba como mecánico industrial, mantenía una relación tormentosas con la madre de los menores desde hacia dos meses y ya anteriormente había registrado dos reseñas ante las autoridades por violencia intrafamiliar.
Después de conocerse la muerte de los niños, hombres de la Unidad de Delitos contra la Vida de la Policía Metropolitana de Bogotá, recogieron minuciosamente todos los elementos de prueba que se encontraron en la escena del crimen que llevó a los organismos judiciales tener certeza de la absoluta responsabilidad del capturado.
Adicionalmente, vecinos del sector declararon sentirse indignados por este trágico hecho que levantó todo tipo de sentimientos y quienes además denunciaron a las autoridades las continuas riñas y peleas en que se veían envueltos tanto la madre como el responsable de la muerte de los menores.
Una vez presentado ante un Juez de Garantías en Paloquemao y de haber escuchado los cargos por el ente acusador, John Edison Zapata Gutiérrez, aceptó los cargos por el brutal homicidio de los infantes, a quien de manera inmediata el juez dispuso su reclusión en centro carcelario sin beneficio de excarcelación, toda vez que se trataba de un homicidio contra menores.
La audiencia
Durante la audiencia, la fiscal delegada para el caso fue muy enfática en sus señalamientos contra John Édison por su participación en el terrible hecho.
“Es claro que los niños estaban vivos cuando Ana Milena Yate Bohórquez (la madre de los pequeños) y John Édison llegaron a la pieza. Es por eso que se descarta que sea otro el homicida”, dijo ella.
Según el ente acusador, Ana Milena declaró ante ellos que cuando llegaron a la casa encontró a sus hijos llorando, porque la muchacha que los cuidaba los había dejado solos.
Uno de los habitantes de la vivienda – manifestó la fiscal – dijo que vio llegar a la pareja en avanzado estado de embriaguez. “Dicen los vecinos que ellos escucharon unos ruidos muy fuertes como si le estuvieran dando golpes a alguien. Un señor de nombre Jairo se levantó a averiguar qué estaba pasando y Zapata Gutiérrez lo amenazó con un cuchillo para que no se metiera en lo que no le importaba”, señaló la abogada.
De acuerdo con el resultado del primer análisis forense realizado por Medicina Legal y presentado ante el Juez, los niños tenían múltiples traumas en sus cuerpos. “Uno de ellos recibió un golpe en el tórax que le produjo desprendimiento de órganos”.
Los testigos y residentes de la casa manifestaron que los ruidos se escucharon hasta las 2:30 a.m. y es cuando una señora Blanca se asomó y vio a John Édison salir corriendo de la habitación. A los pocos minutos notó que regresó, “tal vez en busca de algo que se le había quedado y volvió a irse”.
El detenido reconoció públicamente, al escuchar las acusaciones de la Fiscalía, haber asesinado a golpes a los niños. Según él lo hizo borracho porque los pequeños no querían dormir y lloraban mucho. Fue enviado a la Modelo. “Por este grave delito las leyes determinan que deberá pagar una condena de 66 años de cárcel”, puntualizó la fiscal.
Por su parte, Ana Milena Yate Bohórquez, madre de los niños contó su historia. “Él (John Édison) era arquero de un equipo de fútbol y esa tarde (el domingo), me fui a verlo jugar en el barrio. Cuando terminó el partido nos tomamos unas cinco cervezas. Después nos fuimos a la casa de un amigo en donde me tomé tres tragos de ron, creo que me cayeron mal. Decidimos entonces irnos para mi casa y lo único que recuerdo fue que después de atender a mis hijos, me quité las botas, me acosté y quedé profundamente dormida.
Yo jamás hubiese atentado contra mis hijos. No entiendo por qué quedé inconsciente, por qué no escuché nada y es lo que más me duele: que no pude defenderlos de ese monstruo”.
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