Rusia, conmocionada aún por el doble atentado suicida del lunes en el metro de Moscú, fue escenario este miércoles de un nuevo ataque que dejó al menos 12 muertos, nueve de ellos policías, en Daguestán, una inestable república del Cáucaso, cuna de numerosos insurgentes islamistas.
Cuando la capital se disponía a enterrar a las primeras víctimas del ataque del lunes, dos explosiones frente a la comisaría de Kizliar, en Daguestán, mataron a 12 personas y dejaron 23 heridos, según el último balance del comité de investigación de la fiscalía. Según esta fuente, “nueve eran empleados de los servicios de policía”.
La primera explosión tuvo lugar a las 08H40 (04H40 GMT) y fue provocada por una bomba lapa en un vehículo que se encontraba en el patio de las dependencias policiales, según un comunicado del comité de investigación de la Fiscalía.
Según los primeros datos, dos de los policías muertos se encontraban en el interior del vehículo que estalló. La explosión hirió a varios viandantes.
Veinte minutos después, un kamikaze disfrazado de policía se hizo estallar en el mismo lugar, cuando los investigadores habían acudido para examinar las circunstancias de la primera explosión, según la fiscalía.
Este segundo atentado mató a varios agentes, “entre ellos el jefe de la policía de Kizliar”, Vitali Vedernikov, precisó el comunicado.
Los atentados y enfrentamientos son muy frecuentes en Daguestán, donde viven unos 2,5 millones de personas de múltiples grupos étnicos, mayoritariamente musulmanes.
Al igual que otras repúblicas del Cáucaso ruso (como Chechenia e Ingusetia), Daguestán es escenario desde hace varios meses de sangrientos choques entre rebeldes islamistas y fuerzas de seguridad.
Estos nuevos ataques se producen en un clima de gran nerviosismo a raíz del doble atentado en el metro de Moscú que mató a 39 personas, perpetrado según las autoridades rusas por dos mujeres kamikazes relacionadas con grupos insurgentes islamistas del Cáucaso.
Estos atentados suicidas, los primeros de envergadura desde hace varios años en la capital rusa, conmocionaron a la opinión pública. Las medidas de seguridad fueron reforzadas en todo el país, incluido el cosmódromo ruso de Baikonur, en Kazajistán, donde un cohete Soyuz debe despegar el viernes.
Aunque los servicios de inteligencia rusos siguen la pista de los islamistas del Cáucaso, el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrushev, también aludió a una posible implicación georgiana. “Teníamos información de que ciertos miembros de los servicios especiales georgianos estaban en contacto con organizaciones terroristas del Cáucaso Norte. Debemos estudiar también esta versión” en la investigación de los atentados de Moscú, declaró el martes a la agencia rusa Interfax.
Georgia y Rusia protagonizaron en 2008 una breve guerra, cuando Moscú envió tropas para ayudar a zonas independentistas georgianas a rechazar una ofensiva de las autoridades de Tiflis.
Dos de las 39 víctimas del lunes en el metro moscovita debían ser enterradas este miércoles y unas diez más el jueves, informaron a la AFP los servicios funerarios.
El primer ministro ruso, Vladimir Putin, llamó el martes a las fuerzas de seguridad a “arrancar de las cloacas” a los responsables de estos ataques. Con un tono más moderado, el presidente Dimitri Medvedev pidió que se refuerce la legislación sobre el terrorismo. También prometió seguir recurriendo a la fuerza para “restablecer el orden” en el Cáucaso y “crear condiciones económicas favorables” en esta región sacudida por la pobreza.AFP