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Internacional

Berlusconi ofrece una paz fugaz a Fini

Un Silvio Berlusconi conciliador y en claro declive ha pedido hoy a «todos los moderados» del Parlamento italiano que apoyen, en la cuestión de confianza que se votará esta tarde, «al único Gobierno posible», el suyo, en nombre de la estabilidad, para evitar las elecciones anticipadas y agotar la legislatura. En el día que cumple 74 años, Berlusconi ha admitido que la «dialéctica interna de la mayoría ha superado todos los límites», ha reclamado un escudo judicial para los altos cargos del Estado y ha ofrecido un obligado armisticio, que será sin duda fugaz, a los 35 diputados rebeldes finianos, purgados del partido el pasado 29 de julio, sabedor de que su voto es crucial para ganar tiempo hasta que los sondeos le sean más favorables.

«Todo se puede discutir si se respeta el programa electoral y el voto de los electores», ha dicho el primer ministro, que ha leído un discurso de 54 minutos en el que ha desgranado los cinco puntos, nada novedosos, de su programa. Ha empezado atacando a la oposición -«el odio acumulado divide al país»-, y ha terminado pidiendo el apoyo de Gianfranco Fini: «Tenemos el deber de seguir gobernando. Debemos seguir tres años para completar las reformas. Los italianos no quieren ir a votar ahora y nos piden concordia y colaboración. No hay alternativa posible».

Los finianos han anunciado que votarán esta tarde a favor de la cuestión de confianza, lo que garantiza que el Ejecutivo seguirá de momento adelante. El portavoz de la formación de Fini, Futuro y Libertad por Italia (FLI), Italo Bocchino, ha señalado que Berlusconi ha hecho «un discurso lleno de buenas intenciones que deberán ser verificadas sobre el terreno». El propio Fini ha garantizado el consenso de los suyos con condiciones: «Es inevitable (votar a favor). Sobre las cuestiones que se refieren a la justicia (uno de los motivos de su disenso), no hay nada nuevo, pero habrá que ver cómo se traducen en iniciativas legislativas las palabras de Berlusconi. Es inútil intentar imaginárselo ahora».

Siete tránsfugas han anunciado que votarán con el Gobierno. Sumando sus votos a los de los finianos, la Liga del Norte, y el Pueblo de la Libertad (PDL), Berlusconi logrará seguramente más de los 316 votos que dan la mayoría absoluta. Pero será una paz efímera. Como ha afirmado el propio Umberto Bossi, líder de la Liga del Norte, «nada es eterno».

Desde París, el jefe del Estado italiano ha recibido con alivio la noticia de que la mayoría no se rompe, de momento. «Mejor así», ha comentado lacónico Giorgio Napolitano. «Y ahora espero que esto se confirme en el voto de esta tarde y en el desarrollo sucesivo».

La oposición se ha mostrado muy crítica con Berlusconi. «No se sabe en qué Italia vive», ha dicho Pierluigi Bersani, secretario del Partido Democrático. «Así se puede obtener la confianza un día pero no se puede gobernar, la crisis sigue abierta», ha remachado su compañero de partido Dario Franceschini. Antonio di Pietro, líder de Italia de los Valores, ha acusado a Berlusconi de «vender humo y alfombras», y de haber intentado «comprarse una nueva mayoría de tránsfugas sin haberlo logrado». Y ha enfatizado: «Votan la confianza para poder mantener sus poltronas».

Programa de cinco puntos

Al desgranar los cinco puntos de su programa para los próximos tres años (justicia, fisco, federalismo, sur y seguridad), Berlusconi ha evitado entrar en muchos detalles y ha dibujado un panorama idílico sobre sus primeros dos años y medio de Gobierno. Como siempre, ha atacado a los jueces «que no respetan la voluntad popular», ha anunciado una reforma constitucional que separe las carreras de jueces y fiscales, y normas más severas contra los magistrados que se equivocan y hacen un «uso político de la justicia».

Hablando de la lucha contra la mafia, se ha atribuido los «mayores éxitos de la historia» en la guerra contra el crimen organizado. La oposición le ha abucheado en ese pasaje, ya que la mayoría mantiene en sus puestos a varios diputados y senadores investigados y condenados por mafia.

Las protestas se han repetido cuando Berlusconi ha hablado de las nuevas políticas para el sur. Al citar la autopista Salerno-Regio Calabria, la Cámara le ha pitado sonoramente, como cuando ha hablado del puente de Messina. Ambas obras llevan 30 años en curso. Y las mafias se reparten contratas y beneficios.

El objetivo del Gobierno es reducir los impuestos, ha asegurado Berlusconi al hablar del fisco, a las familias numerosas (guiño al Vaticano) y las empresas, «si la Unión Europea lo permite». Además, el primer ministro ha presumido de su gestión de la crisis y ha atacado a otros países: «Italia no ha cometido el error de otros muchos Gobiernos europeos y no ha aumentado el gasto público y el déficit».