El rescate de 33 mineros en Chile se iniciará en las últimas horas de este martes, 68 días después del accidente que los soterró, en medio de la ansiedad de los familiares y de los propios hombres, culminando un megaoperativo sin antecedentes en el mundo.
La operación se iniciará “en el último cuarto del día”, dijo el ministro de Minería, Laurence Golborne, que espera acabar el martes “con al menos uno de estos mineros en la superficie”.
“Sería un objetivo que hemos planteado y estamos trabajando con máxima celeridad para ello”, explicó en la mina San José, 800 km al norte de Santiago, donde los mineros quedaron atrapados tras un derrumbe el 5 de agosto.
El rescate se iniciará una vez que se acabe de instalar y probar el sistema de izamiento de los mineros, así como el sistema de comunicaciones que permitirá mantener el contacto entre el interior de la mina, el minero dentro de la cápsula de rescate y el exterior.
El diputado Carlos Vilches, que representa a la zona donde está la mina, afirmó a la AFP que la operación podría iniciarse a las 20H00 locales (23H00 GMT).
A medida que transcurren las horas, crece la expectación entre los familiares, muchos de los cuales no pudieron conciliar el sueño.
“Anoche no pude dormir por la ansiedad”, dijo a la AFP Yéssica Yáñez, que espera a su marido, el minero Esteban Rojas, en su carpa del campamento Esperanza, que creció hasta convertirse en un pueblo a la espera de los “33 héroes”.
“Yo lo espero ansiosa, nunca habíamos estado tanto tiempo separados”, cuenta Cristina Núñez, esposa del minero Claudio Yáñez, resumiendo un sentimiento generalizado.
Los niños -hijos, nietos o sobrinos de los mineros- también los esperan mientras corren, juegan fútbol o ríen con un payaso que se fue a vivir al campamento.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, y el de Bolivia, Evo Morales, esperarán el rescate junto a los familiares de los mineros, entre los cuales hay un boliviano.
El ministro Golborne dijo que la operación total tardará 48 horas, tras el izamiento uno a uno de los mineros en una cápsula de metal de 4 metros de alto y 450 kilos de peso, dotada de oxígeno, equipo de comunicación y arneses de alta tecnología que miden los signos vitales.
La cápsula avanzará a una velocidad de 1 metro por segundo (velocidad que equivale a la de una caminata lenta) a través de un ducto de 622 metros de largo y 66 centímetros de diámetro, cavado durante más de un mes.
El ascenso mismo durará unos 15 minutos, y el tiempo estimado de salida entre minero y minero será de una hora.
Una baliza con luces y una alarma similar a la de una ambulancia anunciarán el momento en que cada uno de los mineros esté a punto de salir a la superficie para alertar a los equipos médicos, explicó el ministro de Salud, Jaime Mañalich.
“El hecho que se activen estas alarmas no significa nada raro, es simplemente una señal de alerta para poner al equipo tanto de rescate como médico en posición de máxima alerta, de adrenalina máxima, para que cada persona se comporte de acuerdo a lo que se ha ensayado”, dijo.
Jean Romagnoli, uno de los médicos encargados del rescate, dijo que los 33 están en buenas condiciones para el largo ascenso, que primero iniciarán los más hábiles, luego los débiles y finalmente los más fuertes, según se definió previamente sin entregar nombres.
A la mujer de Mario Gómez, el mayor de los mineros de 63 años, le tiene sin cuidado el orden de salida. “Lo que quiero es que salga”, dijo Liliana Ramírez a la AFP.
Los nervios están a flor de piel, aunque cada nueva noticia hace creer más y más en un resultado exitoso.
El lunes se hicieron las pruebas con la cápsula, que subió y bajó varias veces con total éxito, sin alcanzar todavía a los mineros.
Sin embargo el ingeniero jefe André Sougarret advirtió que “siempre hay riesgo al transportar personas en un sistema vertical”, por “la caída de rocas y que alguna de las cápsulas se atasque”.
Los médicos estiman por su parte que el mayor peligro es un ataque de pánico durante el ascenso.
Cada minero que vaya saliendo será recibido por médicos que darán asistencia en una carpa en la boca del ducto. Recién después pasarán a módulos especiales, donde podrán reunirse con dos o tres familiares.
Desde allí serán llevados en helicóptero a una base militar (en un trayecto de unos 12 minutos) en Copiapó, a 45 km de allí, y luego recorrerán unos 300 metros a un hospital estatal de la ciudad, donde se ultimaba detalles para darles la bienvenida.
“Fuerza Jimmy. Tus amigos y familiares te esperan”, reza un cartel desplegado en una calle de la cercana población Villa Esperanza, donde vive el más joven del grupo, Jimmy Sánchez, de 19 años.
Unos 2.000 periodistas están en la mina para cubrir la noticia, a los que los propios mineros les pidieron “paciencia”.
“Ellos tienen mucha fuerza, mucho coraje y muchas cosas que contar, pero que primero les permitan disfrutar de sus familias, y les permitan tener largos abrazos con sus esposas, hijos y nietos”, transmitió Alejandro Pino, quien impartió clases de oratoria a los trabajadores para enfrentar la prensa. AFP