El ingreso de Colombia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas representa un desafío, coincidieron organizaciones sociales.
Ocupar esta silla «es un reto muy importante para un país que tiene una situación de derechos humanos tan complicada con las ejecuciones extrajudiciales», dijo a medios locales Gustavo Gallón, presidente de la Comisión Colombiana de Juristas.
El activista calificó como «ejecuciones extrajudiciales» el proceso mediante el cual son juzgados los militares que asesinan a civiles, normalmente en zonas rurales, para después uniformarlos de guerrilleros, lo que en Colombia se conoce como «falsos positivos».
El ingreso al Consejo de Seguridad de la ONU como país no miembro, se dio con 186 votos a favor.
Colombia será el representante de la región ante el organismo a cargo de mantener la paz y la seguridad entre las diferentes naciones del mundo.
Para Gallón, la elección también puede ser una oportunidad para»visibilizar» ante la comunidad internacional la «crisis humanitaria» que padecen diferentes regiones del país, producto del conflicto armado interno que vive Colombia desde hace más de cuatro décadas.
En ese sentido, Agustín Jiménez, presidente del Comité de Presos Políticos, instó a los otros países miembros de la ONU, a pensar en soluciones pacíficas que ayuden a Colombia con la guerrilla y grupos armados de distintos tipos en su territorio.
Esperamos que «la comunidad internacional y el mismo gobierno de Colombia vean la necesidad, que busquen la forma de dar una solución política negociada al conflicto que vivimos», aseguró Jiménez.
Por un periodo de dos años, Colombia ocupará por séptima vez una silla en el Consejo de Seguridad de la ONU.