Internacional

Maremoto en Indonesia habría dejado unos 500 muertos

El maremoto que golpeó las islas indonesias del océano Índico causó probablemente la muerte de 500 personas, estimaron este jueves las autoridades de ese país.

A este mortífero balance hay que añadir el de la otra catástrofe natural que azotó esta semana Indonesia, la erupción del volcán Merapi, con un saldo de 32 muertos.

A última hora del día las autoridades contabilizaban 370 muertos y 338 desaparecidos por el tsunami. “Pero es probable que los dos tercios de los desaparecidos fuesen arrastrados por el mar o bien sepultados”, declaró un responsable de los servicios de emergencia, Ade Edward.

“Sobrevolando la zona ayer, vimos muchos cuerpos. Cabezas y piernas que salían de la arena, cadáveres enganchados a los árboles”, contó.

Las búsquedas se complican por el aislamiento de los pueblos de pescadores diseminados por las costas de las Mentawai, un conjunto de islas frente a Sumatra. El presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, visitó el lugar este jueves para reconfortar a los supervivientes y supervisar la llegada de comida, agua y medicamentos.

En Sikakap, el puerto de la isla de Pagai del Norte, cientos de habitantes recibían tratamiento por las heridas provocadas por el paso de dos olas gigantes que llegaron hasta 600 metros tierra adentro. Los lugareños coincidían en señalar que la catástrofe fue brutal. El tsunami llegó apenas unos diez minutos después de un terremoto de magnitud 7,7 cuando era de noche y llovía.

“Escuchamos como una explosión cuando llegó la primera ola”, relató Chandra, de 20 años. La joven consiguió sobrevivir “por milagro, gracias al tronco de un cocotero”. Pero su marido murió y su bebé sigue desaparecido.

En el poblado de Muntei Baru Baru, donde sólo quedan los cimientos de las casas, los supervivientes dicen no haber sido advertidos pese a que el Gobierno activó una alerta de maremoto inmediatamente después del terremoto.

Tras el terrible tsunami de diciembre de 2004, que mató a más de 220.000 personas en varios países asiáticos, se había instalado un sistema sofisticado y costoso de alerta en la costa de Sumatra. Pero las autoridades reconocen que el sistema no está disponible en las Mentawai, donde numerosos pueblos carecen de sirenas de alerta.

A más de 1.000 km de las Mentawai, Indonesia hacía frente a la segunda catástrofe. Este jueves, la población rindió un último homenaje a los 32 muertos, de los que unos veinte fueron enterrados juntos. Algunos cuerpos no pudieron ser identificados debido a que quedaron desfigurados por las cenizas incandescentes escupidas el martes por el volcán.

Se organizó una ceremonia particular que según los indonesios personificaba el Merapi, el ‘abuelo’ Marijan, que oficiaba como “guardián espiritual” de la montaña. El balance de pérdidas humanas podría haber sido mucho mayor sin la orden de evacuación lanzada el lunes por las autoridades para las 19.000 personas que vivían en las laderas del volcán.

Este jueves, el Merapi, considerado como el volcán más activo de Indonesia volvió a entrar en erupción.

“Registramos una nueva sacudida volcánica moderada. La amenaza sigue estando ahí”, declaró un encargado de vigilancia de los volcanes en Indonesia, Surono.

Las pequeñas erupciones no son forzosamente una mala señal ya que permiten “evitar la acumulación de energía susceptible de provocar una violenta erupción”, precisó otro vulcanólogo, Subandrio.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, “profundamente triste -según un portavoz- por la pérdida de vidas y la destrucción de propiedades”, ofreció este jueves la ayuda de Naciones Unidas a Indonesia.

AFP