El ataque de artillería de Corea del Norte contra Corea del Sur es la segunda gran “prueba” en tres días a la promesa de Washington de no recompensar con gestos diplomáticos lo que califica como mal comportamiento.
El incidente, uno de los ataques más fuertes de Corea del Norte contra el Sur desde el fin de la guerra en 1953, siguió a revelaciones del fin de semana de una instalación de enriquecimiento de uranio, una segunda fuente de material para bombas atómicas en el programa nuclear de Pyongyang.
El ataque llevó a China a llamar a volver a las negociaciones de seis partes que apuntan a la entrega de ayuda a cambio del desarme, una visión compartida por críticos estadounidenses de la política de “paciencia estratégica” del Gobierno del presidente Barack Obama con Corea del Norte.
“Debemos volver a las negociaciones con Corea del Norte. Pero noto que eso es descartado al menos por el momento en la Casa Blanca”, dijo Donald Gregg, ex embajador estadounidense en Corea del Sur, al programa “Good Morning America” de ABC.
La Casa Blanca, que hasta ahora no ha querido reanudar las conversaciones, limitó su reacción a condenar el ataque, llamar a Corea del Norte a detener sus acciones beligerantes y reafirmar su compromiso para defender a Corea del Sur.
Victor Cha, quien lidió con Corea del Norte durante la administración del Consejo de Seguridad Nacional del ex presidente George W. Bush, concordó con esa posición y dijo que sería prematuro de parte de Washington buscar negociar con Pyongang ahora.
“Esto asume que ellos (los norcoreanos) quieren conversar, pero no estoy del todo seguro de que quieran hablar”, dijo Cha, actualmente en la Universidad Georgetown y el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
En contraste con patrones anteriores en los que Corea del Norte provocó crisis para llevar a Washington o Seúl de vuelta a la mesa de negociaciones, esta vez parece que Pyongyang está “básicamente fortaleciendo sus disuasiones y mostrando a los demás que no están en un régimen inestable mientras atraviesan esta transición de liderazgo”, agregó.
El presidente estadounidense, Barack Obama, llegó al cargo en enero del 2009 ofreciendo conversar con Corea del Norte, pero sus intenciones tropezaron con el lanzamiento de misiles y una prueba nuclear, además de acciones que incluyeron el hundimiento de un buque surcoreano en marzo de este año.
PAPEL DE CHINA
Cha dijo que una tarea clave para Washington ahora es “hacer que los chinos digan las cosas adecuadas públicamente desde el inicio”, como que el programa de uranio viola las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que los ataques de artillería contravienen el armisticio.
China aún debe condenar el incidente y la evidencia anterior sugiere que Pekín no será muy comunicativo.
China se ha resistido por mucho tiempo a la presión de Washington para aleccionar a su aliado.
No obstante, en una reiteración de su postura por el hundimiento del buque surcoreano Cheonan, China evitó tomar parte y llamó a ambas Coreas a “hacer más para contribuir a la paz”.
Funcionarios de la ONU dijeron que el Consejo de Seguridad no se reunirá el martes a discutir el ataque de artillería y el secretario de prensa del Pentágono Geoff Morrell cuestionó la efectividad de más sanciones internacionales contra Corea del Norte.
“Es difícil apilar más sanciones de las que ya hay sobre el Norte”, dijo Morrell a la emisora de televisión MSNBC.
Mientras expertos debatían las capacidades nucleares de Pyongyang antes del ataque de artillería, Cha dijo que el acertijo de Corea del Norte se mantenía exactamente igual que cuando le tocó enfrentarlo en la era Bush.
“Corea del Norte me era descrita como la tierra de las pésimas opciones. Nunca eliges entre buenas y malas opciones. Eliges entre malas, peores y las peores de todas”, declaró.
REUTERS
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