El gobierno de los Estados Unidos informó al gobierno colombiano sobre los documentos filtrados por la web Wikileaks, según advirtieron fuentes del Departamento de Estado en Washington.
Según se conoció, del cuarto de millón de cables o correos, Colombia aparece en 2.416 notas, de las cuales 221 hacen relación al problema del terrorismo.
El diario británico The Guardian, que tuvo acceso a los documentos del Departamento de Estado filtrados por Wikileaks, afirma que desde Bogotá salieron 2416 documentos con información clasificada sobre Colombia que era requerida por el gobierno de Estados Unidos.
The Guardian precisa en un gráfico que la embajada de Estados Unidos en Bogotá fue la sede diplomática en Suramérica que más información envió al Departamento de Estado, seguida por Caracas (2340 documentos), Buenos Aires (2233 documentos), Brasilia (1947 documentos), Santiago (1464 documentos), Quito (1450 documentos), Lima (1388 documentos) y La Paz (1299 documentos).
Fuentes del Gobierno colombiano señalaron que diplomáticos estadounidenses han estado en contacto con ellos en los últimos días para informarles al respecto.
Sin embargo, hasta ahora no se ha revelado el contenido de esos informes secretos que tienen que ver con Colombia.
Tal como oportunamente lo informó el Noticiero Santa Fe, la filtración de más de 250.000 documentos secretos del departamento de Estado de los Estados Unidos provocó una airada reacción del gobierno estadounidense que tildó de “irresponsable y peligrosa” la difusión de los documentos diplomáticos, y advirtió que pondrá en peligro la vida de muchas personas.
Los documentos, revelados por la página de Internet ‘WikiLeaks’ y cinco medios de comunicación, pusieron al descubierto que el gobierno estadounidense dio instrucciones a sus diplomáticos para que ejercieran de espías y recolectaran información de personas en el extranjero y en la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Concretamente se dispuso hacerle seguimiento al secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y a gobiernos con asiento permanente en el Consejo de Seguridad del organismo, entre ellos, China, Francia, la Federación Rusa y el Reino Unido.
El diario británico The Guardian afirma en su sitio internet, por ejemplo, que el rey Abdalá de Arabia Saudita llamó a Estados Unidos a atacar a Irán para poner fin a su programa nuclear.
En lo que atañe al tema iraní, los documentos muestran que Israel urgió a Estados Unidos en diciembre de 2009 a ponerse firme con Irán, afirmando que su estrategia de negociaciones con Teherán “no funcionará”, según un documento difundido en el sitio del diario francés Le Monde.
También se incluyen revelaciones poco amistosas que los diplomáticos estadounidenses hacen de líderes mundiales. El jefe de gobierno italiano es considerado “irresponsable” y adepto a fiestas según dichos cables. Su par alemana Angela Merkel sería poco adepta a los riesgos y “raramente creativa”.
Otros funcionarios describen al presidente francés Nicolas Sarkozy como “susceptible y autoritario” y afirman que el mandatario afgano Hamid Karzai es “extremadamente débil”.
Un funcionario estadounidense describe un diálogo con consejero francés, donde el segundo tilda al presidente venezolano Hugo Chávez de “loco” y otro documento expresa el interés de Washington por conocer “el estado de salud mental” de la presidenta argentina Cristina Kirchner.
Poco antes de la publicación de los cables diplomáticos, el responsable de WikiLeaks Julian Assange dijo durante una videoconferencia en Jordania que los documentos secretos estadounidenses conciernen a “todos los grandes temas”.
Las autoridades estadounidenses habían advertido a más de una decena de países, entre ellos aliados estratégicos como Australia, Gran Bretaña, Canadá, Israel y Turquía de la publicación de los cables.
Rechazaron el sábado de noche cualquier negociación con WikiLeaks, afirmando que el sitio especializado de internet obtuvo esas informaciones violando la ley estadounidense.
Las primeras fugas de WikiLeaks, en julio, sobre Afganistán, contenían revelaciones no demasiado sensibles, y las concernientes a Irak se referían mayoritariamente a abusos cometidos entre diferentes facciones iraquíes.
A pesar de “las acusaciones que recibimos (…) ni un solo individuo fue puesto en peligro después de cualquier cosa que hayamos publicado”, agregó Assange, rechazando el principal argumento de las autoridades contra las filtraciones.