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Explosión en oleoducto mexicano deja 28 muertos

Al menos 28 personas murieron y 52 resultaron heridas al estallar un oleoducto que convirtió las calles de San Martín Texmelucan, en el estado de Puebla, (centro de México) en un río de fuego que arrasó todo a su paso, informó el gobierno mexicano.

Según el último balance presentado a la prensa por la secretaría de Gobernación (Interior) y el gobierno de Puebla, la explosión dejó un saldo preliminar de 28 muertos y 52 heridos. Entre las víctimas se cuentan 13 menores de edad.

El número de víctimas “es preliminar, podría aumentar a medida que continúan los trabajos de búsqueda y rescate entre los escombros”, dijo Francisco Blake, secretario de Gobernación, quien viajó al lugar de los hechos, ubicado unos 100 km al este de Ciudad de México

La explosión, atribuida a la perforación del ducto para robar combustible, destruyó 32 casas, causó daños a 83 y cientos de personas tuvieron que ser evacuadas de la zona, convertida en un escenario apocalíptico.

De los heridos, cinco se reportan en estado grave y 41 ya han sido atendidos y dados de alta en hospitales del estado de Puebla, según el balance de las autoridades.

El presidente Felipe Calderón llegó la tarde del domingo a la zona afectada por la explosión, donde observó decenas de casas y automóviles totalmente calcinados, mientras que el pavimento estaba cubierto por una gruesa capa de combustible quemado.

En un comunicado de la presidencia, Calderón expresó “sus más sentidas condolencias a los familiares de las personas que fallecieron” en el siniestro y dio instrucciones para que brinde apoyo médico a los lesionados y se atienda a familias cuyos bienes resultaron afectados.

La explosión se registró alrededor de las 05H50 (11H50 GMT) en una comunidad donde en el último año se han registrado “problemas importantes de robo de combustible”, reconoció de su lado en la rueda de prensa Juan José Suárez, director de la estatal Pemex (Petróleos Mexicanos), a quien pertenecía el oleoducto.

El secretario de Gobernación del estado de Puebla, Valentín Meneses, acusó a una “banda de delincuentes” de perforar clandestinamente los ductos de Pemex para robar petróleo.

En el momento de extraer el crudo, “se les salió de control. Las calles se empezaron a inundar, vino un chispazo, eran ríos de fuego los que veíamos en las calles”, explicó Meneses.

“He instruido a la Procuraduría General (fiscalía) que realice una investigación exhaustiva para determinar las causas de la explosión y castigar a los responsables”, añadió de su lado Blake, quien se reunió en el lugar del siniestro con distintas autoridades locales y federales.

Al mediodía, el incendio ya había sido controlado, si bien una espesa nube de humo negro se había extendido por decenas de kilómetros, y las calles de Texmelucan, localidad de 135.000 habitantes, seguían horas después inundadas de un penetrante olor a petróleo quemado.

Según las autoridades, en los últimos años se ha multiplicado el robo de combustible de los ductos de Pemex en distintos puntos del país, llegándose a detectar en promedio uno cada tres días.

Las pérdidas por la “ordeña clandestina”, como se conoce en México a esta actividad delictiva, se estiman en al menos 10.000 millones de pesos (unos 800 millones de dólares) anuales.

Esta es la explosión más grave que ha sacudido instalaciones de Pemex en los últimos años. En septiembre pasado, un incendio en la refinería de Pemex en Cadereyta (noroeste) dejó un saldo de dos trabajadores muertos.

En 1984, una serie de explosiones en cadena en plantas de distribución y almacenamiento de gas localizadas en San Juan Ixhuatepec, en los suburbios de Ciudad de México, dejó entre 500 y 600 personas muertas. AFP