Al agravarse la situación en el país, donde miles de personas están protestando contra el gobierno de Hosni Mubarak, los mercados del mundo presentan contracciones por la aversión al riesgo que generan los enfrentamientos.
La policía y los manifestantes se enfrentaban en las calles de El Cairo, en el cuarto día de protestas sin precedentes por parte de decenas de miles de egipcios, quienes piden el fin de los 30 años de mandato del presidente Hosni Mubarak.
Las fuerzas de seguridad dispararon con balas de goma y utilizaron gases lacrimógenos y cañones de agua contra los manifestantes, que les lanzaron piedras y gritaron “Abajo, abajo Hosni Mubarak”, según testigos.
Los activistas antigubernamentales habían prometido un “Día de ira” después de las oraciones del viernes en las mezquitas del país y animaron a miles de personas a unirse a las manifestaciones.
La policía se repartió por todo El Cairo y bloqueó las comunicaciones de las redes sociales en un intento de entorpecer la protesta, pero la violencia estalló poco después del final de las oraciones.
Los manifestantes, muchos de ellos jóvenes hartos del desempleo, la pobreza, la corrupción y la falta de libertad, parecen tener una débil organización y carecen de líder.
El premio Nobel de la Paz Mohamed ElBaradei, que ha pedido el final del mandato de Mubarak, volvió el jueves al país y participó en los rezos con unas 2.000 personas en una mezquita en el barrio de Giza, en la capital. La policía no le permitió dejar la zona.
Los disturbios no tienen un precedente durante el mandato de Mubarak, que ha mantenido un fuerte control sobre la disidencia.
El origen viene de la revuelta en Túnez, que provocó la huida del presidente durante 23 años, Zine al-Abidine Ben Ali, a Arabia Saudí el 14 de enero tras un mes de manifestaciones.
Las quejas sobre la corrupción y la pobreza son compartidas por los habitantes de otros países en la región y han desatado manifestaciones antigubernamentales en Argelia y Yemen.
Esto supone un dilema para Estados Unidos, que ha expresado su deseo de que la democracia se extienda por Oriente Medio.
Sin embargo, Mubarak ha sido uno de sus aliados más cercanos y ha recibido enormes sumas en ayuda militar. En respuesta a estas manifestaciones, el presidente estadounidense Barack Obama ha dicho que las reformas sociales y políticas en Egipto son “absolutamente decisivas”.
“La inflación ha agotado a la gente. Están subiendo los precios de la comida, la gasolina, la luz, el azúcar (…) Los ricos son cada vez más ricos, y los pobres, más pobres”, indicó un taxista que no quiso ser identificado.
“Alá sabe lo que pasará hoy. Después de Túnez, cualquier cosa es posible”, apuntó.
Algunos manifestantes lanzaron zapatos o pisaron carteles del presidente, pero al intensificarse los disturbios, la policía entró en la multitud y disparó gases lacrimógenos.
Algunas de las protestas en El Cairo fueron pacíficas. Hubo otras concentraciones en Suez y en Ismailiya, al este de la capital, así como en Alejandría, al norte, otras ciudades del delta del Nilo y otros núcleos urbanos del país.
Al menos cinco personas – entre ellas un policía – han muerto en estos cuatro días, muchas menos que en Túnez. Además, ha habido centenares de arrestados.
Durante la noche hubo una redada contra miembros de los Hermanos Musulmanes, entre ellos al menos ocho altos cargos de esta gran organización opositora.
El Gobierno los ha acusado de planear aprovecharse de las protestas, al tiempo que la organización afirma que está siendo utilizada de chivo expiatorio.
Después de la medianoche se bloqueó el acceso a Internet a través de servidores egipcios, acabando con una herramienta vital para los activistas, que han dependido de las redes sociales para ponerse en contacto e informar de las manifestaciones.
Además, los móviles tampoco parecían funcionar o lo hacían esporádicamente.
Facebook ha sido el principal vehículo para anunciar las protestas e informar de sus emplazamientos.
Muchos de los manifestantes son jóvenes. Dos terceras partes de los 80 millones de egipcios son menores de 30 años y muchos no tienen un trabajo. Alrededor del 40% de los habitantes del país viven con menos de US$2 al día.
Egipto está bajo el estado de emergencia desde que Mubarak llegó al poder en 1981. El Gobierno lo defiende como herramienta contra el terrorismo, pero los opositores dicen que se utiliza para aplastar a la disidencia.
En septiembre están previstas las elecciones presidenciales, y hasta ahora pocos dudaban de que Mubarak seguiría en control o colocaría a su hijo de 47 años Gamal como sucesor. Padre e hijo han negado que eso vaya a ocurrir.
REUTERS