Miles de personas se congregaron el martes en el centro de El Cairo para exigir la salida del presidente Hosni Mubarak luego de casi 30 años en el poder.
Los organizadores prevén que un millón de personas se concentrará en la Plaza Tahrir para obligar a renunciar al hombre al que culpan de ignorar las necesidades de los pobres y de permitir la proliferación de la corrupción y del abuso de funcionarios.
De lograr su objetivo, Mubarak sería el segundo líder árabe expulsado del poder por una revuelta popular en la historia moderna del Medio Oriente.
Las autoridades trataron de obstaculizar las protestas cerrando los caminos y el transporte público a El Cairo, dijeron funcionarios. El servicio ferroviario fue suspendido por segundo día, al igual que el transporte de autobuses interurbano.
Los funcionarios hablaron en condición de anonimato porque no estaban autorizados a dar declaraciones a los medios.
Las protestas son alimentadas por el descontento popular y en demanda de democracia en el aliado árabe más importante de Estados Unidos. El movimiento es alimentado por años de frustración con el gobierno de Mubarak e inspirado por una revuelta que el mes pasado logró derrocar al presidente de Túnez.
Varios miles de personas pernoctaron en Tahrir, o Plaza Liberación, que tomaron el viernes en la primera jornada de protestas y enfrentamientos con la policía antimotines.
Alrededor de las 10 de la mañana comenzaron a llegar más personas por distintos puntos de revisión que eran vigilados por manifestantes y el ejército, el cual prometió el lunes que no dispararía contra los manifestantes.
Hombres de clase trabajadora vestidos con ropa desgastada estaban de pie al lado de mujeres con velo que cantaban “el pueblo quiere derrocar al régimen”.
Los manifestantes _y el gobierno de Obama_ rechazaron rotundamente el anuncio del lunes de Mubarak sobre un nuevo gobierno que ya no incluía a su impopular ministro del interior, quien comanda a las fuerzas policíacas y ha sido duramente criticado por los manifestantes.
Abdel Rahman Fathi, de 25 años, dijo que sus amigos de las provincias usaban autos particulares para llegar a la plaza.
“La meta es derrocar al régimen”, dijo. “Todos los días tratamos de aumentar el número”. AP