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Internacional

Gaddafi acusa a rebeldes de servir a Bin Laden

El líder libio, Muamar Gaddafi, acusó el jueves a los manifestantes que hacen tambalear a su régimen de estar vinculados a la red islamista Al Qaida de Osama bin Laden y de actuar bajo los efectos de las drogas.

«Esa gente no tiene verdaderas reivindicaciones, sus reivindicaciones son las de Bin Laden», aseguró el coronel Gaddafi en un mensaje audio transmitido por televisión desde Zauiya, a 50 km al oeste de Trípoli, teatro de feroces enfrentamientos.

Según un diario libio, diez personas murieron y decenas resultaron heridas durante el asalto de tropas gubernamentales a esa localidad que cuenta con la mayor refinería de petróleo del país.

«Ustedes en Zauiya han escogido a Bin Laden», acusó. «Ellos (los hombres de Bin Laden) les han dado drogas», aseguró Gaddafi.

La rebelión popular controlaba el jueves una gran parte del este del país y marcaba puntos en el oeste, pero Gaddafi, en el poder desde 1969, no da señales de dar el brazo a torcer ante las protestas ni ante las presiones internacionales para evitar un baño de sangre y una estampida migratoria.

Gaddafi, que ostenta el único título de «Guía de la revolución», insistió en que su poder es simplemente «moral», tal como lo hizo el martes pasado al alegar que no podía renunciar a cargos que no tenía. En esa ocasión, ordenó a las fuerzas de seguridad aplastar la rebelión y se dijo dispuesto a «luchar hasta la muerte».

La sublevación tiene su bastión en la región de Cirenaica, a lo largo de la costa oriental del Mediterráneo libio, desde la frontera con Egipto hasta Benghazi (1.000 km al este de Trípoli), pasando por Tobruk y Al Baida.

El presidente estadounidense, Barack Obama, juzgó «escandalosa» la represión que ya se cobró centenares de vidas y afirmó que los autores de las matanzas deberán responder por sus actos.

En Al Baida, los muros acribillados a balazos certificaban la violencia de los enfrentamientos entre los rebeldes y los «mercenarios» contratados por Gaddafi.

Unos diez generales y coroneles desertaron y proclamaron su fidelidad a la revolución, bajo los aplausos de la multitud.

«He renunciado y he venido a Al Baida en solidaridad con mi pueblo. Estaré en la línea del frente para rechazar cualquier ataque», afirmó el general Salá Mathek, que estaba en funciones en la Policía Judicial.

Organizaciones de defensa de los derechos humanos denunciaron ataques aéreos y bombardeos contra civiles. Según datos divulgados en París por la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), la represión del levantamiento que se inició el 15 de febrero había dejado hasta el miércoles 23 por la mañana 640 muertos.

El embajador de Francia para Derechos Humanos, Francois Zimeray, se refirió el jueves a balances no confirmados de más de mil muertos, y dijo que existen «elementos precisos y concordantes para una investigación por crímenes contra la Humanidad» contra el régimen libio.

Estados Unidos y la Unión Europea (UE), vacilantes en los primeros días, examinan ahora sanciones contra el régimen de Gaddafi, confrontado también al abandono de sus pares árabes y a la deserción de numerosos jerarcas y diplomáticos.

El ministro francés de Defensa, Alain Juppé, afirmó que desea que Gaddafi esté viviendo «sus últimos momentos como jefe de Estado», pero descartó planes de intervención militar.

El líder cubano Fidel Castro consideró en cambio que Estados Unidos y la OTAN bailan una «danza macabra de cinismo» alentando una «guerra civil» en Libia, en busca del control del petróleo.

La Comisión Europea expresó su preocupación por el riesgo de una catástrofe humanitaria y evaluaba las respuestas ante la estampida de decenas de miles de extranjeros que abandonan Libia por tierra, mar y aire, en difíciles condiciones.

Un transbordador con espacio para mil pasajeros ancló en las costas libias para empezar a evacuar a 18.000 ciudadanos indios. Grecia envió tres aviones de transporte de tropas C-130 para asegurar la salida de sus propios ciudadanos.

Desde el lunes, unos 30.000 tunecinos y egipcios regresaron por vía terrestre a sus países, informó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

El ministro italiano del Interior, Roberto Maroni, exhortó a sus socios europeos a cooperar ante el riesgo de una crisis humanitaria «catastrófica» que podría empujar a un éxodo masivo hacia las costas europeas.

Las costas libias están a unos 300 km de Malta (justo al sur de Sicilia) y de la isla griega de Creta.

Los precios del petróleo seguían subiendo como espuma y las bolsas registraban caídas este jueves, debido al temor provocado en los mercados por la insurrección en Libia, país miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y en otros países árabes.

El barril de Brent del mar del Norte para entrega en abril se acercó a los 120 dólares en el InterContinental Exchange (ICE) de Londres, un máximo desde septiembre de 2008, pero luego retrocedió y hacia las 17H00 GMT se cotizaba a 114,02 dólares.

El ex ministro libio de Justicia Mustafá Abdel Jalil, que renunció para protestar contra la brutal represión, aventuró que Gaddafi acabará por suicidarse «como Hitler».

La revuelta en Libia está inspirada en las que en las últimas semanas derrocaron a los regímenes autoritarios de Túnez y Egipto, en una inédita ola de protestas en los países árabes.

AFP