Los diplomáticos condenaron unánimemente a Libia el viernes, ordenaron una investigación de posibles delitos de lesa humanidad y recomendaron que se suspenda al país del principal organismo de derechos humanos de las Naciones Unidas.
La medida en una sesión de emergencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU tuvo su contraparte espectacular en la decisión de todos los diplomáticos libios en las Naciones Unidas en Ginebra de pasar públicamente a la posición.
La alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, advirtió que la matanza posiblemente de miles de personas en Libia obligaba al mundo a “intervenir vigorosamente” para poner fin a la brutal represión de manifestantes en el país norafricano.
En Lisboa, el embajador de Libia en Portugal anunció su dimisión en señal de protesta a la violenta represión que se está llevando a cabo en Trípoli contra los manifestantes.
El embajador Ali Ibrahim Emdored dijo a The Associated Press el viernes que tomó la decisión “debido al asesinato de mi gente…por un régimen fascista”.
“No me gusta representar a personas que están matando a mi gente”, dijo Emdored durante una entrevista telefónica.
La embajada libia también emitió un comunicado confirmando la dimisión.
Emdored pidió a la comunidad internacional que “atienda a mi gente de forma inmediata para frenar esta masacre”.
Por otra parte, el presidente francés Nicolas Sarkozy dijo que el líder libio Moamar Gaddafi debe renunciar.
Sarkozy dijo en Turquía que la violencia estatal en Libia no puede quedar impune y añadió que Gaddafi “debe partir”.
En Ginebra, Adel Shaltut, segundo secretario de la misión de Libia ante la ONU, pidió al Consejo de Derechos Humanos del organismo mundial un minuto de silencio “en honor a esta revolución”.
Los miembros respondieron con una ovación por lo que consideraron un acto de valor.
“La juventud de hoy en mi país, 100 años después de la invasión fascista italiana, está escribiendo con su sangre un nuevo capítulo en la historia de la lucha y la resistencia”, dijo Shaltut a las 47 naciones miembro del consejo.
“Nosotros en la misión libia hemos decidido categóricamente servir como representantes del pueblo libio y su libre albedrío. Sólo representamos al pueblo libio”, agregó.
El delegado libio en Suecia se unió a la rebelión contra Gadafi, e indicó a The Associated Press que no aceptará “”la matanza de mi propia gente”. Empero, Abdelmagid Buzrigh, encargado de negocios en la embajada de Libia en Estocolmo, aclaró que no dimitirá porque se siente obligado a servir a los ciudadanos libios ordinarios.
Las dimisiones ocurren tras indicar un alto funcionario de la ONU que la matanza de manifestantes en Libia, posiblemente miles de ellos, obliga al mundo “a intervenir vigorosa e inmediatamente” para poner fin a la represión de manifestantes antigubernamentales en el norte de Africa.
El comisionado de derechos humanos de las Naciones Unidas mencionó los cálculos de que miles de personas podrían haber muerto a manos de las fuerzas de seguridad de Gadafi, lo que podría equivaler a crímenes contra la humanidad.
“La represión en Libia de manifestantes pacíficos está aumentando de forma alarmante en medio de informaciones de matanzas, detenciones arbitrarias, y la detención y tortura de los manifestantes”, dijo Navi Pillay durante una reunión de emergencia del consejo de derechos humanos. “Tanques, helicópteros y aviones militares han sido usados cada vez con mayor frecuencia para atacar a los manifestantes. Según ciertas fuentes, miles de personas habrían muerto o quedado heridas”.
AP