El grupo japonés Mazda Motor deberá indemnizar con 63 millones de yenes (unos 560.000 euros) a los familiares de un empleado que se suicidó en 2007 por “exceso de trabajo”, según dictaminó hoy un tribunal de Kobe (centro de Japón).
El tribunal consideró que Mazda debería haber cuidado la salud de su empleado, que sufría una depresión y no recibió ningún respaldo cuando tuvo que ampliar su horario por dificultades con algunos clientes, lo que le llevó a quitarse la vida a los 25 años.
“El trabajo que estaba realizando antes de suicidarse era excesivo desde un punto de vista cualitativo y cuantitativo, y el suicidio es atribuible al trabajo”, dictaminó el juez Ryuki Nakamura, citado por la agencia local Kyodo.
El magistrado consideró que Mazda no cuidó ni la salud mental ni la salud física de su trabajador, encargado de gestionar las compras de filtros para los motores del fabricante nipón.
Los familiares del fallecido habían reclamado una compensación de 110 millones de yenes (unos 980.000 euros).
Esta no es la primera vez que una empresa debe pagar una indemnización en Japón a causa de “karoshi”, un término que el Gobierno nipón reconoció por primera vez en 1992 para designar la muerte causada por la falta de descanso por las obligaciones laborales.
En mayo de 2010, una cadena de restaurantes tuvo que indemnizar con 80 millones de yenes (unos 712.000 euros) a los familiares de un empleado que falleció de un ataque el corazón tras hacer una media de 112 horas extra al mes.
También en febrero de 2009 una cooperativa agrícola nipona fue condenada a pagar 100 millones de yenes (890.000 euros) por la muerte de un hombre de 33 años que se quitó la vida agobiado por la carga laboral. EFE