Kenji tiene padre japonés y madre colombiana. Vivió hasta los 24 años en el país asiático y luego se trasladó a Colombia para iniciar campañas de tipo humanitario.
Una Visión de Colombia – perspectiva de Japón.
“Si valoramos el recurso más importante, que es la gente, llegará el éxito y la riqueza”, asegura.
En uno de los apartes de su discurso sostiene que mientras en Japón tienen que pagar 160 mil pesos por comerse una sandia al año, y hasta aplauden y saltan cuando adquieren este producto, él puede comprar todos los días en el barrio San Francisco de Ciudad Bolívar. “Pasa un señor con una carreta llena de sandías y las vende a 5 mil pesos y uno es tan descarado que le dice al vendedor: ‘tengo 3 mil pesos’ “.
Finalmente, cuando le preguntan por qué vive en Ciudad Bolívar y le señalan que es una de las zonas más pobres de Bogotá, él asegura que este amplio sector del sur de la Capital no es tan pobre como se cree.
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