El concejal del Polo Democrático Alternativo, Jaime Caicedo, denunció hoy el riesgo que corren los habitantes de 33 barrios de Bogotá por los cuales pasan las tuberías de conducción de combustible que alimentan a la ciudad.
Según el cabildante, los tubos pasan a escasos 1,40 metros de profundidad, y pueden representar un serio factor de riesgo para la comunidad y la infraestructura urbana de la ciudad.
Según Caicedo, la Dirección para la Prevención y Atención de Desastres (DPAE) señala que no conoce en detalle su recorrido ni los estudios de vulnerabilidad sísmica que debería poseer Ecopetrol, denunció hoy
De acuerdo con la entidad distrital, en respuesta a cuestionario enviado por el concejal Caicedo semanas atrás, “la DPAE tiene conocimiento de que los ductos transcurren sobre el corredor del Ferrocarril de occidente pero no tiene la ubicación planimétrica y altimétrica geo referenciada de los mismos”.
Sin embargo, señala que se han realizado modelaciones de riesgo sobre eventuales accidentes o siniestros que ocurran a la tubería, que fue construida en su mayoría hace 50 años, dando como resultado informes preocupantes pues existe un “riesgo individual del 50% con probabilidad de muerte”, añadiendo que puede haber “una muerte por cada 543.000 habitantes en un año en el caso de un evento crítico en la zona de influencia del jetducto o de una muerte por cada 354.000 habitantes”.
Caicedo indicó que resulta altamente criticable que ante la mayoría de preguntas incluidas en el cuestionario, DPAE responda que para determinar los alcances de la situación “debe consultarse a Ecopetrol”, dando a entender que no tiene información ni control sobre un riesgo de tales características.
El cabildante, al citar expertos consultados por él para analizar las respuestas del ente distrital, cuestionó el ejercicio de modelación referido por DPAE. “La modelación debe correlacionarse con áreas geográficas reales y actuales, no sólo a título de localización y de escenarios supuestos, si no sobre población real, infraestructura afectable, profundidad de los ductos y calidad de los materiales, transcurridos 50 años de construcción e instalación.
El otro aspecto tiene que ver con los suelos y características freáticas y de consolidación de los mismos, recordando que la Sabana de Bogotá tiene inmensa superficie de suelos no consolidados por haber sido antiguo fondo de laguna. Por tanto obliga a tener mapeo del trayecto con los tres grandes componentes del riesgo: la amenaza, la vulnerabilidad de las comunidades y de la infraestructura y la inmensa exposición a que están sometidas” indicó.
Por otra parte, el concejal del Polo Democrático Alternativo declaró que “las cifras proyectadas en las modelaciones no corresponden a estudios pormenorizados ni precisos sobre el alcance y consecuencia real en la población y en la infraestructura.
Se trata de una proyección probabilística sin asidero en la realidad. Si DPAE no sabe con certeza siquiera por dónde pasa el poliducto o el jet ducto, ¿cómo puede admitir modelaciones de impacto de accidentes o situaciones de emergencia?” cuestionó.
Caicedo llamó la atención respecto de los simulacros a los que están obligados los operadores de esta clase de infraestructuras y a la información y preparación de la comunidad en caso de siniestro. “DPAE declara que no tiene conocimiento de estudios de vulnerabilidad sísmica del poliducto y el jet ducto, pero paradójicamente ha hecho multimillonarias inversiones en la campaña de prevención ante sismos y terremotos posibles en la ciudad”, señaló.