Tras entrada en vigencia la medida de reorganización del espacio aéreo en Bogotá, se registraron 1.012 operaciones aéreas durante el viernes 23 de septiembre en el Aeropuerto Internacional Eldorado, superando el récord de operaciones aéreas en la historia de la aviación colombiana, luego de que el 23 de diciembre de 2010 se registrara un total de 1.003 operaciones.
Esta iniciativa preventiva que surgió primero por una recomendación de la Organización de Aviación Civil (OACI) a todos sus estados signatarios y segundo por la saturación generada por la alta demanda por parte de los usuarios del transporte aéreo, hace de Colombia el país pionero en la implementación de este tipo de prácticas en América Latina.
Este proceso de reingeniería para control aéreo en Bogotá, que se concibió hace un año, básicamente simplifica el diseño y uso del espacio aéreo para optimizar las rutas de vuelo, práctica que se inició el pasado 22 de septiembre, ya que estos días no son considerados temporada alta en la dinámica aérea nacional.
Para materializar este proyecto fue necesario hacer diferentes análisis de viabilidad, pruebas pre-operacionales en simulador, ajustes y modificaciones, difusión con las empresas aéreas a fin de tener en cuenta sus necesidades e interrogantes, capacitación a controladores aéreos y a todos aquellos que, de una u otra forma, intervienen en el proceso; y finalmente la notificación y publicación de las nuevas cartas de aeronavegación del espacio aéreo intervenido a las empresas aéreas nacionales y extranjeras.
Como resultado, los recorridos podrán, con algunas excepciones, ser más cortos, lo que se traduce en ahorro para las empresas aéreas en combustible y desgaste natural por uso de las aeronaves y tiempos de servicio de tripulaciones, entre otros.
Así mismo, se minimizan las restricciones de altitud en la salida (despegues), para que las aeronaves alcancen altura en el menor tiempo posible, al igual que ingresando al Área Terminal de Bogotá manteniendo un régimen de descenso óptimo y redundando en las siguientes ventajas operacionales:
Menor consumo de combustible: técnicamente una aeronave consume menos combustible a mayor altitud.
Minimizar las ventanas de riesgo: se eliminó la saturación del espacio aéreo en ciertos puntos donde convergía un importante número de operaciones tanto de salida como de llegada.
Mitigación del riesgo operacional: de manera preventiva se determinó que, en algunas ocasiones, la ocurrencia de incidentes o accidentes pueden ser el resultado de la concentración de operaciones en ciertos puntos, de forma que se distribuyó a dos controladores aéreos la carga laboral que anteriormente manejaba uno solo de ellos en su posición.
Optimización del recurso humano: gracias a esta práctica las salidas pueden hacerse con mayor facilidad, agilidad y con menor riesgo dado que los vuelos que llegan a la capital lo hacen por un canal independiente. Anteriormente los despegues y aterrizajes eran atendidas por el mismo grupo de controladores aéreos (personal ATC) y ahora parte de ellos atiende exclusivamente salidas o llegadas según el caso.
Disminución de la carga laboral: al disminuir la carga laboral específicamente en esta posición, los niveles de concentración aumentan y el estrés se reduce sustancialmente, eliminando el primer eslabón en una eventual cadena de error que pueda generar incidentes o, en el peor de los casos, accidentes imputables al control aéreo.