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Los ‘Indignados’ retan a autoridades de New York; protestas se extienden a otras ciudades

Ll cumplir tres semanas de protestas en el centro financiero de Nueva York, el movimiento civil de los indignados anunció ayer su decisión de mantener la movilización contra “la avaricia de los ricos”. Mientras tanto, la protesta se extiende a otras ciudades como Chicago, Los Ángeles y Seattle.

El arresto de 700 personas durante una marcha en el puente de Brooklyn, el sábado, profundizó la tensión con la policía, lo que evocó incluso comparaciones con los tiempos del movimiento por los derechos civiles. Ayer, las autoridades liberaron a la mayoría de los detenidos, que deberán presentarse ante la Justicia.

Según los manifestantes, la policía nunca les advirtió que serían detenidos, aunque según la autoridad “se les advirtió claramente y en múltiples ocasiones”, con megáfonos, que no obstaculizaran el tráfico del puente de Brookly.

Pero mientras los “indignados” prometen quedarse en Wall Street “todo lo que sea necesario”, las protestas comenzaron a extenderse a otras grandes ciudades de Estados Unidos, como Washington, Boston, Chicago, Los Angeles y San Francisco, y también a sitios menos notorios, como Minneápolis, Seattle o Raleigh, en Carolina del Norte. Muchas manifestaciones se realizaron frente a oficinas públicas o sucursales de bancos, como el Bank of America y el Chase.

Inspirados en las revueltas de la “primavera árabe” y la ola de “indignados” que sacudió a España, jóvenes de distintos rincones de Estados Unidos se sumaron en las últimas dos semanas a los manifestantes en el parque Zuccotti, el epicentro de lo que los más entusiastas comienzan a llamar el “otoño estadounidense”.

Pegado a la febril reconstrucción del Ground Zero, la plaza dejó de recibir a decenas de obreros que hacían allí su pausa cada mediodía y pasó a convertirse en el campamento de Occupy Wall Street.

Aunque carecen de un líder visible y de un mensaje claro respecto de qué es lo que quieren, el movimiento quebró la apatía y se convirtió en la primera reacción popular ante la frustración por la desigualdad de oportunidades, la creciente concentración de la riqueza, y los vínculos entre el poder económico y el poder político.

“Somos el otro 99%”, dicen para presentarse, para marcar las diferencias con el 1% más rico del país, al que ven estrechamente vinculado con el sistema financiero, las corporaciones, la codicia y Washington, y cada vez más alejada del pueblo. “Creo que llegó el momento de que este país haga un cambio gigantesco”, dijo Chelsea Potter, una mujer de 20 años, desempleada, que llegó desde Georgia. Chelsea no terminó el secundario y dice que no le encuentra sentido a ir a la universidad para terminar en un trabajo que la haga sentirse miserable. “Siento que tengo un propósito más elevado, que debo difundir amor”, justificó. Cuando La Nacion le preguntó qué había encontrado en las protestas, respondió: “Amor”.

La juventud que se reunió en el parque Zuccotti, ante la mirada de policías y ejecutivos de Wall Street, es diversa. Hay artistas, profesionales, desamparados y estudiantes. Algunos visten como los hippies de los años 70, arman cigarrillos o tocan la guitarra y cantan. La mayoría son jóvenes, pero hay también padres con hijos.

Los “indignados” de Wall Street tienen asambleas, una agenda y un sitio web que se administra desde un improvisado centro de prensa, compuesto por un puñado de computadoras en medio del campamento. El movimiento ya cuenta con sus propias cuentas en Twitter y Facebook, que también crecen. Pero faltan aún un líder y una demanda concreta. Algunos piden más igualdad, la prohibición de las actividades de los lobbistas o medidas a favor del medio ambiente.

Otros son más concretos: en Washington se pidió el arresto del presidente de la Fed, Ben Bernanke. Y hay quienes tienen metas más ambiciosas. “Tenemos que concientizar a la gente sobre la concentración de la riqueza y el control de las corporaciones sobre el gobierno. Es inaceptable, y no nos iremos hasta que cambie”, dijo Timothy, diseñador de páginas web.

La protesta de Wall Street, dijo Timothy, está en línea con la que empezó en la plaza Tahrir, de El Cairo, meses atrás. De hecho, la revista Adbusters , que inició el movimiento, promocionó la protesta con un lema: “¿Están listos para un momento Tahrir?”.

“En Egipto había millones, y era una lucha de vida o muerte”, dijo Aly Amin, un egipcio de 45 años, que atiende uno de los carritos que vende café en el parque Zuccotti, y que se quejó por la cantidad de clientes que ha perdido en los últimos días.

Los manifestantes recibieron el apoyo de famosos como Michael Moore y la actriz Susan Sarandon. Días atrás, recibieron, quizás, un espaldarazo significativo: un grupo de sindicatos de Nueva York, entre ellos, el de maestros y el de los transportistas. Para pasado mañana se prepara una gran marcha, que podría darle más impulso al movimiento.

Chelsea dijo que se han sentido ignorados por la prensa. Muchos los trataron como jóvenes descarriados. Pero a ella no le importa: “Gandhi dijo: «Primero, te ignoran; luego, se ríen de ti; luego pelean contra ti, y después ganas»”.

Santa Fe con agencias