Internacional

Policía brasilera se tomó la mayor favela de Rio de Janeiro

La Policía Militar de Río de Janeiro anunció este domingo que tiene el control total de la favela Rocinha, la mayor de Brasil y en manos del narcotráfico durante 30 años, tras una operación que comenzó de madrugada con apoyo de vehículos blindados y sin disparar un solo tiro.

Además, las fuerzas del orden ocuparon las favelas de Vidigal, con 11.000 habitantes, y Chácara do Ceu, significativamente más pequeña y cuya “pacificación” no fue anunciada. “Tengo el placer de informar que Rocinha (y la vecina) Vidigal y Chácara do Ceu están en nuestro poder desde las 06h00 (08h00 GMT). No hubo ningún incidente, ni un tiro disparado”, anunció Alberto Pinheiro Neto, jefe del estado mayor de la PM.

El gobernador del Estado de Río de Janeiro, uno de los más violentos de Brasil, felicitó a los cuerpos de seguridad e indicó que informó a la presidenta Dilma Rousseff sobre el éxito de la operación. “Estamos rescatando para esta población que necesita paz, para criar a sus hijos en paz, personas que quieren vivir con dignidad y cualquier acceso a la vida digna pasa por la paz”, indicó Cabral.

La policía decomisó 13 fusiles, una granada, municiones y miras telescópicas, además de una cantidad no precisada de marihuana. Una persona fue arrestada, aunque por ahora no se relaciona con los 200 narcos que las autoridades estiman siguen en la favela y que no fueron apresados.

“El triunfo que el ciudadano carioca tuvo hoy (domingo) fue la liberación de esas personas, ese era el objetivo. Armas, drogas, municionaes, personas (solicitadas) es importante, pero devolver el territorio a quien no lo tenía hace 30 años no es poco”, zanjó el secretario de Seguridad del Estado de Río, José Mariano Beltrame.

Con todo, el jefe del tráfico Antonio Francisco Bonfim Lopes, alias Nem, ya había sido arrestado esta semana cuando intentaba huir escondido en el portaequipajes de un auto, al igual que otros dos importantes narcos.

Al terminar la toma, vecinos ondeaban banderas blancas, mientras que en Vidigal se colocó el pabellón brasileño, símbolo de la recuperación del territorio. La Marina apoyó con vehículos anfibios blindados la operación que comenzó pasadas las 04h00 locales (06h00 GMT). El tránsito en calles cercanas a los accesos de las favelas fue cerrado temporalmente. Los efectivos del BOPE y del batallón de Operaciones de Choque avanzaron por las solitarias callejuelas, aún de noche, escoltados además por el vuelo rasante de tres helicópteros.

“La llegada de la UPP (Unidad de Policía Pacificadora, cuerpo creado en el marco de las ocupaciones de las favelas) va a ser positiva para las nuevas generaciones para que se acabe el narcotráfico”, expresó a la AFP Carlos Alberto, de 51 años, vecino de Rocinha, que como pocos accedió a hablar con la prensa.

“Esperamos que la pacificacion no sea sólo echar a los traficantes de la droga, sino que traiga saneamiento, educación, salud y vivienda”, dijo por su parte Raimundo Benicio de Sousa, conocido como “Lima”, un líder comunitario de 56 años que acompañó la toma.

“Queremos ser tratados con dignidad, con respeto, que los que hayan cometido delitos vayan presos pero no sean asesinados” por la policia, declaró por su parte a la AFP William de Oliveira, presidente del Movimiento Popular de Favelas, vistiendo una camiseta con la leyenda “I love Rocinha”.

Los traficantes colocaron aceite en las calles de la favela con la infructuosa intención de impedir el avance de los blindados, constató la AFP. El Estado de Río de Janeiro mantiene desde 2008 una carrera contrarreloj para pacificar los barrios pobres de la ciudad controlados por narcotraficantes y milicias paramilitares antes del Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.

La toma de Rocinha es la decimonovena que reconquista la policía de manos de los narcotraficantes. Más de 1,5 millones de personas viven en unas 1.000 favelas en Río, o sea cerca de un tercio de la población total. “Estamos con miedo, no sabemos lo que va a suceder. Yo he orado mucho”, expresó Lima. “Sólo espero que cuando acabe la Copa del Mundo no se olviden de nosotros”, lanzó.

Santa Fe con AFP