Irán anunció el lunes la sentencia de muerte contra Amir Mirzaei Hekmati «por cooperar con el Gobierno enemigo de Estados Unidos y espiar para la CIA», declaró el portavoz del poder judicial, Gholamhossein Mohseni-Ejei.
Las autoridades iraníes condenaron a Mirzaei a la horca bajo la acusación de espionaje. Hekmati nació en Arizona (Estados Unidos) hace 28 años, tiene la doble nacionalidad.
La familia de Hekmati asegura que éste estaba visitando a sus abuelos en Irán cuando fue detenido.
Washington, que ya había desmentido las acusaciones y reclamado a Irán su liberación inmediata, afirmó que se le ha negado el acceso de abogados y diplomáticos suizos -que representan los intereses de Estados Unidos en un país donde no hay misión desde que su embajada fue atacada en 1979- a Hekmati.
“Las acusaciones de que Amir-Mirza Hekmati trabajó para la CIA o fue enviado a Irán por la CIA son sencillamente falsas”, dijo la vocera del Departamento de Estado, Victoria Nuland. “El régimen iraní tiene un largo historial de acusar falsamente a personas de ser espías, de arrancar confesiones forzadas y de retener a estadounidenses inocentes por motivos políticos”, añadió.
Nuland, además, se refirió a la cuestión nuclear, y afirmó que el inicio del proceso de enriquecimiento de uranio supone una “nueva escalada de su continua violación de sus obligaciones nucleares”.
Si bien Irán asegura que la finalidad de las operaciones en Fordo es refinar uranio a una pureza del 20% para usar en un reactor de investigación médica, algunos países de Occidente ven con preocupación esta actividad, ya que sostienen que el objetivo real de su plan nuclear es la creación de una bomba atómica.
Santa Fe con agencias
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