En 2011 el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo estrenó su primera producción Comedia sin título y El Público, agrupando en un mismo espectáculo dos obras del célebre escritor Federico García Lorca. Este montaje regresa al Teatro Estudio para dos presentaciones antes de viajar a España, donde hará una temporada en los Teatros del Canal de Madrid.
Bajo la dirección de Pawel Nowicki, actúan Robinson Díaz, John Alex Toro, Elkin Díaz, Ana María Sánchez y Ramsés Ramos, entre otros. Las funciones serán el jueves 19 y viernes 20 de enero, a las 8:00 p.m.
Además de traer los mejores espectáculos del mundo a Bogotá, otro de los objetivos del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo desde su inicio ha sido apoyar el talento y las expresiones artísticas, musicales y escénicas nacionales. Es por eso que se dio a la tarea de montar su primera producción Comedia sin título y el Público, bajo la dirección de Pawel Nowicki y con la participación del “club de actores” que lo acompaña en sus creaciones teatrales.
Comedia sin título y El público son dos obras del célebre escritor español Federico García Lorca, que en palabras del mismo Nowicki son “dos dramas completos o bosquejados, que brillan con una especial, atemporal y universal belleza”. Estas obras confirman el vínculo de García Lorca con el movimiento surrealista y le permiten al espectador acercarse a la propia y particular visión que del teatro y el arte tenía el escritor español.
Robinson Díaz, Ana María Sánchez, Ania Nowicka, Elkin Díaz, John Alex Toro, Ramsés Ramos, Alberto Rodríguez, Alberto Barrero, Bernardo García, Nury Márquez, Ella Becerra, Jenny Lara, Ximena Argotty y José Luis García son los actores que participan en este espectáculo de una hora y 30 minutos de duración.
Comedia sin título y El Público fue invitada por los Teatros del Canal de Madrid para una corta temporada en la capital española, del miércoles 25 al domingo 29 de enero de 2012; estas funciones se realizan gracias al apoyo de la Embajada de Colombia en España.
“Comedia sin título” y “El Público” por Pawel Nowicki
Con estos dos dramas de García Lorca, que en su totalidad se publicaron 40 años después de su muerte, pasó algo así como lo que pasa con la mayoría de las obras de Vanguardia. La guerra contra la “estética burguesa”, hoy cuando todo está permitido, perdió sentido.
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La transgresión a la sociedad, en el contexto de lo que se puede ver en los teatros, por lo menos a partir de los sesenta, se asocia más con aquel jueguito del “doctor” en una arenera.
Los lemas como “El teatro es de todos. Ésta es la escuela del pueblo”, hoy suenan ridículos, porque en la práctica sabemos, que del teatro nadie aprendió nada, de pronto sólo los actores sus roles. El rompimiento con la construcción dramática académica, la negación a narrar cuenticos, y la prioridad a la pura forma, ya no despiertan emociones. Eso ya lo vimos, y fue mucho más atrevido.
¿Entonces por qué montar estas dos piezas? Porque sencillamente estos dos dramas, completos o bosquejados, brillan con una especial, atemporal y universal belleza. Son una maravillosa reflexión sobre la creación y el artista. Lo que dice el director sobre el teatro en la última escena de El Público, es absolutamente único y no comparable con nada, aunque se haya escrito sobre este tema muchas miles de palabras. En este tiempo, cuando los artistas del teatro dejaron de ser demiurgos, y ni siquiera alcanzan la categoría de artesanos, solamente cumpliendo su patético papel de payasos, divirtiendo cada vez más a sus irreflexivos espectadores, que se convirtieron en el verdadero Dios, en el ídolo del teatro, esta reflexión, hecha hace 70 años, es muy penetrante.
Una razón más: a Lorca lo han tratado como un exponente popular gitano, un poeta light, un autor melodramático, que conmueve sobre todo a exaltados adolescentes; con estos dos dramas se confirma que no es así. Y otra cosa más, sí alguien escribe: “Tu puedes tenderte detrás de aquel gran capitel. No te lo había dicho nunca. Allí hay una vaca que guisa comida para los soldados”, o “¡Ay! Vosotros no sabéis que yo he descubierto una bebida maravillosa que solamente conocen algunos negros de Honduras”; significa que seguramente tiene un gran sentido del humor. ¡Es por eso!
Club de Actores
Nosotros también nos preguntamos qué tipo de colectivo somos. Después de muchas vueltas concluimos que somos un Club de Actores.
Un club que se inició en el sector de La Candelaria en Bogotá, en la Escuela Nacional de Arte Dramático (ENAD) con Hojarasca, un trabajo de grado que resultó ser el germen de este proceso que ya lleva cerca de 20 años. En algún momento nos llamamos Corporación Estudio Teatro, y con ese nombre hicimos varios montajes. Luego intentamos, gracias al patrocinio de Gloria Zea en el Teatro Camarín del Carmen, el proyecto de compañía teatral. Allí con una adaptación de Drácula de Bram Stocker dimos inicio a un trabajo que se prolongó por aproximadamente diez años. Después de una pausa, desde hace cuatro años regresamos con algunas obras, que hemos puesto en diferentes espacios.
Durante todos estos años hemos sido tolerantes con las ocupaciones, el tiempo y los deseos de cada actor. Vivir bien del arte teatral es imposible, y no nos gusta sacrificarnos. Trabajamos en televisión y hacer teatro para nosotros es un lujo, que nos permitimos dar.
Claramente no somos un grupo teatral, aquí cada uno tiene su propia visión de la vida y no nos une ninguna ideología. En la heterogeneidad hemos encontrado nuestra unidad. Además creemos que sería un desperdicio no trabajar juntos, por cuenta de unas diferencias que sencillamente asumimos.
En todo este tiempo hemos trabajado muchas convenciones, espacios no teatrales, adaptaciones de la literatura, teatro de sala, teatro a domicilio, teatro clásico colombiano y clásico universal.
Hace varios años que no nos reuníamos todos, pero para este espectáculo nos hemos vuelto a encontrar. Lorca es un autor que ninguno quiere perderse.