El peligro de ser adicto a las redes sociales y las nuevas tecnologías
Preocupados se encuentran los especialistas por el número cada vez más alto de adolescentes adictos a la red y a las nuevas tecnologías.
Según los últimos estudios, cerca del 3 por ciento de los jóvenes mayores de 18 años son adictos a los computadores, videoconsolas, smartphones, redes sociales, y el 8,1 está en riesgo de serlo.
La cifra ha crecido debido a que ya que en la mayor parte de las familias, existe la posibilidad de acceder a internet las 24 horas, según reveló el estudio ‘De la impulsividad a la dependencia: Adicciones a las nuevas tecnologías’.
La investigación, dirigida por el doctor Salvador Ros, presidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada, reveló que este tipo de adiciones que puede llegar a afectar al desarrollo y a la salud mental de los adolescentes, así como generar una gran demanda sanitaria.
De acuerdo a los expertos, las tendencias a la adición se han elevado debido a la evolución de internet, los teléfonos móviles, los videojuegos e incluso la televisión. A estos se suman la llegada de los smartphones y las tabletas tipo iPad, accesorios que han cambiado la manera cómo nos comunicamos.
La situación es aún más desalentadora si se tiene en cuenta que este tipo de adiciones inciden en el fracaso escolar de niños y adolescentes, dado que reduce la capacidad de concentración e incrementa los problemas con la memoria verbal.
Generalmente, quienes sufren esta patología, sienten la necesidad de estar siempre cerca del celular o del computador y se manifiesta con el aumento de la irritabilidad, pérdida de interés por actividades que se realizaban previamente, trastornos del sueño o el distanciamiento con la familia o amigos.
Uno de los problemas asociados a esta adicción es que, a diferencia de lo que sucede con otros hábitos de abuso, sus efectos no son fácilmente reconocibles hasta que la situación es extrema: en estos casos, los niños no son conscientes de lo que les pasa porque los juegos les hacen sentirse bien, y ejercen un efecto de ganas de superación que no suele ir asociado a una sensación de fracaso.