Una investigación llevada a cabo por Donal Tashkin, profesor emérito de la universidad californiana de UCLA, permitió deteminar que los índices de cáncer pulmonar en los fumadores de marihuana es menor al de aquellas personas que no fuman ninguna sustancia.
De acuerdo con el estudio, el consumo de marihuana ha demostrado tener efectos pre-cancerígenos sobre el tejido animal.
Una de las hipótesis para explicar esta paradoja es que el alquitrán que se libera al fumar esta planta —sustancia que ingerimos al fumar en sí cualquier cosa— provoca un efecto negativo, mientras que el THC, la sustancia activa en la cannabis, los combate.
Según los muchos estudios realizados en las últimas dos décadas, al parecer los químicos contenidos en esta planta, en particular los endocannabinoides, atacan directamente a las células cancerígenas al tiempo que dejan intacto el tejido celular que se encuentra en condiciones saludables.
Resulta que el cuerpo humano tiene integrado una sustancia ligada a la composición química de la marihuana, dentro del sistema endocanábico, el cual tiene que ver con la absorción de energía, el metabolismo, y la transportación interna de nutrientes. Por esta razón, cada uno de nosotros estamos diseñados, de algún modo, para sintonizar a la perfección con los canabinoides contenidos en la marihuana.
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